Episodios Nacionales - Mendizábal.pdf - Ataun
Episodios Nacionales - Mendizábal.pdf - Ataun Episodios Nacionales - Mendizábal.pdf - Ataun
tenecían; y añadiendo a los halagos las promesas, ofrecieron traerle antes de tres días una credencial de ocho mil reales en cualquier Ministerio, si a satisfacer su ardiente curiosidad se prestaba. Pero ni las demostraciones de amistad, ni las ofertas de colocación, quebrantaron la delicada entereza de D. Fernando, el cual decididamente, con frase categórica y un tanto áspera, les quitó toda esperanza, alentándole en esto su amigo Hillo con muecas y manotadas expresivas. Replegáronse de mal talante los patriotas al cuarto de Iglesias, y lo primero que hizo D. Fernando al entrar en el suyo fue guardar bajo llave, en los seguros cajones de una cómoda, el contenido de su baúl, o aquella parte que convenía poner a cubierto de cualquier sorpresa. «Hace usted bien -le decía Hillo gozoso-, porque estos libres, como ellos se llaman, no se paran en pelillos. Fuera del patriotismo, son honrados, y por nada del mundo le quitarían a
usted un botón ni un cigarro de papel. Pero en mediando lo que ellos llaman el interés de la Confederación o de la libertad, aunque esta sea tan desacreditada como la de la imprenta; como se trate de arma política con que puedan descabellar al contrario y arrastrarle por el redondel, se ciegan, y de noblotes y decentes se convierten en los primeros badulaques del mundo». De acuerdo en esto como en todo, pues los lazos de su amistad se apretaban más cada hora, salieron a dar un paseo antes de comer. «¡Qué hermoso apóstrofe el de Caballero! -decía, calle abajo, hacia la de Alcalá, el buen clérigo Hillo-. Mejor será llamarlo conminación o deprecación...». -Llamémoslo corrección fraterna, que así deben nombrarse los hijos de tal padre. Me ha gustado D. Fermín. ¿Sabe usted que los otros parecen locos?
- Page 57 and 58: tras el grande hombre refería sus
- Page 59 and 60: alma y una actividad febril... El h
- Page 61 and 62: San Vicente; D. Pedro sale de Oport
- Page 63 and 64: ió el nombramiento de Ministro de
- Page 65 and 66: fin, amiguito, nuestros mandarines
- Page 67 and 68: -¿Pero está usted loco?... ¿No h
- Page 69 and 70: -Accedo, sí, señor -replicó D. F
- Page 71 and 72: -Menos largo que el año pasado -di
- Page 73 and 74: -¡Magnífico!... Y en pantalones
- Page 75 and 76: Príncipe y la Cruz. Dígame: ¿no
- Page 77 and 78: -Lo primero, un destino de Hacienda
- Page 79 and 80: Fernando, no se asuste de lo que vo
- Page 81 and 82: -¿Pero Iglesias no duerme aún? -A
- Page 83 and 84: ación se desborden y se encienda m
- Page 85 and 86: la conspiración, que resultaba la
- Page 87 and 88: Quedose un tanto suspenso el joven,
- Page 89 and 90: astante firme para que yo pueda tom
- Page 91 and 92: dos amigos, que espero lo serán de
- Page 93 and 94: los cuales encargan que se finjan r
- Page 95 and 96: nombre griego al que lo recibió y
- Page 97 and 98: -Señores, no desvariemos -indicó
- Page 99 and 100: la hidalguía. En poder de usted se
- Page 101 and 102: -Justamente -dijo López-, y empece
- Page 103 and 104: por último, el informe de la Comis
- Page 105 and 106: Y cambiando bruscamente al tono fam
- Page 107: del cuarto y de la casa con resuelt
- Page 111 and 112: njera, donde he vivido amarrado a u
- Page 113 and 114: -¡Clásicos! Eso quisiéramos. El
- Page 115 and 116: quedaría tan fresco... ¿No ve ust
- Page 117 and 118: -No puede ser más clásico -observ
- Page 119 and 120: cuando Dios se fuere servido de env
- Page 121 and 122: quiero decir que me crió para señ
- Page 123 and 124: pensamientos, guía de todos mis ac
- Page 125 and 126: Debo decir también que el buen se
- Page 127 and 128: colegio. Allí viví unos meses en
- Page 129 and 130: daría un destino en las oficinas d
- Page 131 and 132: Hablé con ella dos o tres veces, a
- Page 133 and 134: dera irrupción de bienes. Yo estoy
- Page 135 and 136: hacía ver cómo la poesía, para s
- Page 137 and 138: ciarás y saborearás sus hermosos
- Page 139 and 140: -Con que ya ve, Sr. D. Pedro, cómo
- Page 141 and 142: Serás grande, poderoso... Alégrat
- Page 143 and 144: arse las corridas en pleno día y n
- Page 145 and 146: dito el trazo, la gramática bastan
- Page 147 and 148: dizábal. Un tanto desconcertó a H
- Page 149 and 150: uno le tienen entre ojos por ser cr
- Page 151 and 152: »Con perdón del Sr. Utrilla, la l
- Page 153 and 154: -¿Y qué te importa, tontín? ¿Qu
- Page 155 and 156: duda, no señor... Por la fisonomí
- Page 157 and 158: edactor de La Abeja, ni con D. Áng
tenecían; y añadiendo a los halagos las promesas,<br />
ofrecieron traerle antes de tres días una<br />
credencial de ocho mil reales en cualquier Ministerio,<br />
si a satisfacer su ardiente curiosidad se<br />
prestaba. Pero ni las demostraciones de amistad,<br />
ni las ofertas de colocación, quebrantaron<br />
la delicada entereza de D. Fernando, el cual<br />
decididamente, con frase categórica y un tanto<br />
áspera, les quitó toda esperanza, alentándole en<br />
esto su amigo Hillo con muecas y manotadas<br />
expresivas. Replegáronse de mal talante los<br />
patriotas al cuarto de Iglesias, y lo primero que<br />
hizo D. Fernando al entrar en el suyo fue guardar<br />
bajo llave, en los seguros cajones de una<br />
cómoda, el contenido de su baúl, o aquella parte<br />
que convenía poner a cubierto de cualquier<br />
sorpresa.<br />
«Hace usted bien -le decía Hillo gozoso-,<br />
porque estos libres, como ellos se llaman, no se<br />
paran en pelillos. Fuera del patriotismo, son<br />
honrados, y por nada del mundo le quitarían a