Libro: El asesinato del profesor de matemáticas
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—¿Por qué no nos contó esas cosas en clase? —lamentó<br />
A<strong><strong>de</strong>l</strong>a—. ¿Por qué en clase todo son problemas,<br />
fórmulas y cosas así? Si enseñaran <strong>matemáticas</strong><br />
jugando sería diferente, seguro.<br />
Luc y Nico asintieron con la cabeza. Estaban <strong>de</strong><br />
acuerdo.<br />
Felipe Romero apareció <strong>de</strong> pronto caminando a<br />
buen paso, con el rostro animado y mucho nervio en<br />
sus movimientos. Parecía buscarles también a ellos,<br />
porque al verles levantó una mano y fue en su dirección.<br />
Los tres se quedaron sin aliento viéndole avanzar<br />
con su largo pelo on<strong>de</strong>ando al viento y su aspecto<br />
<strong>de</strong>sma<strong>de</strong>jado.<br />
—La suerte está echada —proclamó A<strong><strong>de</strong>l</strong>a, repitiendo<br />
una frase <strong><strong>de</strong>l</strong> protagonista <strong>de</strong> una <strong>de</strong> sus novelas<br />
policiacas favoritas.<br />
Felipe Romero se <strong>de</strong>tuvo frente a ellos. No <strong>de</strong>jó <strong>de</strong><br />
exhibir su sonrisa <strong>de</strong> triunfo. Mantuvo el suspense todavía<br />
unos segundos.<br />
—¿Qué, qué? —le alentó A<strong><strong>de</strong>l</strong>a, muy nerviosa.<br />
—Voy a daros esa segunda oportunidad —proclamó.<br />
—¿En serio? —se quedó pálido Nico.<br />
—¿Hemos aprobado todo lo <strong>de</strong>más? —abrió la<br />
boca Luc.<br />
—Sí, pero esto es un secreto entre los cuatro, ¿<strong>de</strong><br />
acuerdo? Oficialmente yo no os he dicho nada. No<br />
puedo hacerlo.<br />
—¿Y qué les ha dicho usted cuando le han pregun-