Libro: El asesinato del profesor de matemáticas
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—¡Ése ha sido con<strong>de</strong>nadamente difícil! —reconoció<br />
A<strong><strong>de</strong>l</strong>a.<br />
—Lo ha resuelto Nico —Luc le palmeó la espalda a<br />
su amigo.<br />
—Sé que todos habéis resuelto alguno, por intuición,<br />
por saberlo, por <strong>de</strong>ducción, por fórmulas <strong>matemáticas</strong>...<br />
Y también en equipo.<br />
—¡Anda que no tiene imaginación ni nada, profe!<br />
—suspiró A<strong><strong>de</strong>l</strong>a—. Ese <strong>de</strong> los espías era muy bueno, y<br />
el <strong>de</strong> las cajas que sumaban 16 también.<br />
—Y el <strong><strong>de</strong>l</strong> tablón <strong>de</strong> anuncios —agregó Nico.<br />
—Y el <strong>de</strong> las páginas <strong><strong>de</strong>l</strong> libro y los Cuatro Jinetes<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> Apocalipsis y la mitad no sé qué <strong>de</strong> 8 —apuntó a<br />
su vez Luc.<br />
—Bueno —Felipe Romero hizo entrechocar sus manos<br />
dando por finalizada la reunión—. Yo creo que ahora<br />
nos hemos ganado todos un buen fin <strong>de</strong> semana.<br />
—Oiga —A<strong><strong>de</strong>l</strong>a puso el <strong>de</strong>do en la principal llaga—,<br />
¿y qué nota va a ponernos?<br />
Ésa era la segunda cuestión.<br />
Felipe Romero volvió a reír.<br />
—Si habéis resuelto todos los problemas más las<br />
pistas, sin fallar ni una...<br />
—Ni una —le tendieron las hojas.<br />
—Vale, vale. Eso es un diez.<br />
—¡Tope! —abrió los ojos Nico.<br />
—¡Un diez en mates! ¡Mi padre no se lo va a creer!<br />
—exclamó Luc.<br />
—¡<strong>El</strong> sueño <strong>de</strong> mi vida! —reconoció A<strong><strong>de</strong>l</strong>a.