Libro: El asesinato del profesor de matemáticas

More documents

Recommendations

Info

—Y lo era, pero con esto que ha hecho Nico de los cuadros... Le palmearon la espalda. —Bueno y ahora... —comenzó a decir Adela. La realidad se abrió como un cuchillo por su entusiasmo. —Eso, ¿y ahora qué? —Pues que la pista 7... Luc dejó de hablar. —¿No había nada más en el enunciado? —se extrañó Adela. —No —lo comprobó Nico—. Nada. Sólo pregunta: «¿Dónde está la pista 7?». —Pues, según esto, en una casa verde propiedad de alguien llamado José y que es un espía azul. Se miraron entre sí. —¿Alguien conoce a una persona llamada José, que viva en una casa verde y que sea espía...? Adela dejó de hablar. Los tres agrandaron sus pupilas al límite, arqueando las cejas y abriendo la boca. —¡José, el celador del colé! —gritaron al mismo tiempo.
JOSÉ vestía siempre de azul, pues llevaba una bata de ese color, un guardapolvos que era como su uniforme laboral. Y vivía en una casita de color verde, en la parte trasera del colegio. No era un espía, sino una muy buena persona, pero, teniendo que cuidar del orden en un centro tan grande, a veces se veía en la necesidad de ponerse duro para que no le tomaran el pelo y, si había que decir algo al director, lo hacía. La inmensa mayoría le apreciaba mucho. —¡Vamos a terminar en las olimpíadas! —¡No había corrido tanto en la vida! —¡Pero ya sólo nos quedan dos problemas! —¡Nico, no te quedes atrás! —¡Ya os alcanzaré! —¡Y un pimiento! ¡Corre! —¡Esto es una venganza! —¡Se nos acaba el tiempo! El reloj de la iglesia se lo recordó. Así que hasta Nico redobló sus esfuerzos. Después de todo, era el héroe de la última pista. Eso le daba alas.
Page 2:
© Del texto: Jordi Sierra i Fabra,
Page 5:
un consejo, trata de resolver los p
Page 8 and 9:
Adela se removió inquieta. Su sill
Page 10 and 11:
dedo índice de la mano derecha—.
Page 12 and 13:
—Pues sí —la pinchó. —¡Jo!
Page 14 and 15:
las americanas —calculó Luc—.
Page 16:
—Les va la marcha —le secundó
Page 19 and 20:
A cuadros. Era peor de lo que se ha
Page 21 and 22:
la miraron. No hacía falta decir g
Page 23 and 24:
diez minutos al otro lado del coleg
Page 25 and 26:
HOLA. —Hola —dijeron los tres a
Page 27 and 28:
—¿Qué perspectiva? —comenzó
Page 29 and 30:
—¿De verdad? —los miró sosten
Page 31 and 32:
que cálculos de aritmética. Tomad
Page 33 and 34:
—Si tienes veintinueve, no puedes
Page 35 and 36:
mano derecha y el impar en la izqui
Page 38 and 39:
—Si sólo habéis suspendido mate
Page 40 and 41:
Frente a su casa, en la esquina, vi
Page 42 and 43:
SE reunieron muy nerviosos en el pa
Page 44:
tado por nuestras notas en matemát
Page 47 and 48:
sica y química. Sólo el asesino h
Page 49 and 50:
SE reunieron en el solar inmediatam
Page 51 and 52:
Y comenzó todo. —¿Qué hace ah
Page 53 and 54:
—¿Qué? ¿Qué? —lo apremió N
Page 55 and 56:
SALIERON del solar y miraron a dere
Page 57 and 58:
Hicieron los cien metros en tiempo
Page 59 and 60:
—¿Dónde está el fiambre? —pr
Page 63 and 64:
AGOTADOS, derrengados, asustados, c
Page 65 and 66:
—Porque si ha seguido al Fepe y n
Page 67 and 68:
El comerciante tiene una manía. Le
Page 69 and 70:
—¡Bueno, no te metas conmigo, s
Page 71 and 72:
—Hemos quitado 8 cajas, pero hemo
Page 73 and 74:
—El jeroglífico, vamos —trató
Page 75 and 76:
po, cada segundo contaba y podía s
Page 77 and 78: llo más, así que sigue fumando ha
Page 79 and 80: —¿No dice nada más el enunciado
Page 81 and 82: —Tenemos dos —dijo Luc. —Dos
Page 83 and 84: anteriormente, no las tenían. Pero
Page 86 and 87: —Bien por ti —Luc le dio un cod
Page 88 and 89: C/. TUN0S N.° 2 —¡Es la direcci
Page 90 and 91: pida resta—. Si 27 son chicas y h
Page 92 and 93: lo paterno murió siendo yo un crí
Page 94 and 95: —¡Sobre número 4, tachán! —l
Page 96 and 97: A continuación: En cuarto lugar, p
Page 98 and 99: —Venga, listos, soltadlo —suspi
Page 100 and 101: QUE sea como éste, porfa, que sea
Page 102 and 103: —¿Eso es una pista? ¡Eso sí es
Page 105 and 106: —Y lo último... —Adela repasó
Page 107 and 108: la prueba C es la más clara y tamb
Page 109 and 110: —A 10 kilómetros por hora y sepa
Page 111 and 112: —Sí, ¿cómo sabemos si lo hemos
Page 113 and 114: —Ya, ya... Nico se movió. Por m
Page 115 and 116: Se quedaron como si les hubiera ca
Page 117 and 118: corrido por el correo B es igual al
Page 119 and 120: —Lo que nos interesa es el 21, qu
Page 121 and 122: —Pero si sabes cómo empezar...
Page 123 and 124: —¡Entonces la siguiente válida
Page 125 and 126: mera a la derecha y la segunda a la
Page 127: —Pues hay dos soluciones —parpa
Page 131 and 132: Como los tres hablaron al mismo tie
Page 133 and 134: —Os estaba esperando —dijo el h
Page 135 and 136: que está a diez minutos a la carre
Page 137 and 138: —¿Ah, no? ¿A ver? —El resulta
Page 139 and 140: LA última prueba. El último probl
Page 141 and 142: Pero ya no hizo falta más. Abrumad
Page 143 and 144: —Quería que lo resolviéramos, e
Page 146 and 147: —Sí —asintieron Luc y Nico.
Page 148 and 149: tad rabiosa—. Lo tenía, ¡lo ten
Page 150 and 151: —O a lo mejor... —No me lo pued
Page 152 and 153: —Esto ha de equivaler a un nombre
Page 154 and 155: MARIANO Fernández. Director del co
Page 156 and 157: —¡Podía haber puesto las pistas
Page 158: DEBÍAN tener cara de chiste, porqu
Page 161 and 162: que aún sentían. Habían pasado l
Page 163 and 164: —Más os vale —fue categórico
Page 165 and 166: —¡Eh, eh, esperad, no corráis t
Page 167 and 168: SALIERON fuera aturdidos, conmocion
Page 169 and 170: El mundo era perfecto. Nada podía
show all

Libro: El asesinato del profesor de matemáticas

Create successful ePaper yourself

Delete template?

Save as template?