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Hay quien cree en el evolucionismo, en la ciencia, en la teoría del<br />
Big Bang, en la creación, etc…Hay cosas que se escapan a nuestro<br />
entendimiento y cada cultura se inventa o trata de acercarse a<br />
aquello que forma parte de un Universo que desconoce.<br />
Por mi parte, no sé a ciencia cierta si Dios existe –como<br />
comenté antes- pero tampoco puedo afirmar que no exista.<br />
Simplemente no lo sé. Pero si seguimos tirando del hilo podemos<br />
llegar a la siguiente conclusión. ¿Por qué Dios es hombre, si<br />
existe? ¿No puede ser mujer? O quizás, mucho mejor, ¿No puede<br />
existir una pareja de creadores, hombre y mujer? Dios se basta<br />
a sí mismo, se afirma, lo cual no es evidentemente demasiado<br />
frecuente en la Naturaleza. Vemos cómo para que exista vida se<br />
necesitan los 2 polos, el Yin y el Yang, los contrarios, lo masculino<br />
y lo femenino. Así que por la misma regla de tres, podríamos<br />
creer en una Diosa que se basta a sí misma, lo cual también es<br />
difícil de comprobar. Así que tenemos que Dios puede ser<br />
hombre, puede ser mujer o pueden ser ambos, por poner algunas<br />
de las múltiples posibilidades que podemos imaginar.<br />
Aventurado, pues, el menú que nos ofrecen las principales<br />
religiones del mundo. Mi postura es realista y personal y está<br />
basada en mi experiencia. El ser humano tiene necesidad de lo<br />
trascendente, pero es necesario romper con ese lastre que, en lo<br />
que respecta a Occidente, representa la divinidad. Debemos<br />
recordar que durante un tiempo primó el matriarcado y el culto a<br />
las diosas de la Naturaleza y de la Fertilidad, por ejemplo.<br />
Personalmente estoy convencido que, en mayor o menor<br />
proporción, lo Masculino necesita a lo Femenino y viceversa. Si<br />
alguien me afirma que cree en dos seres que crearon el mundo,<br />
Mujer y Hombre, estará mucho más cerca de mi propia creencia<br />
o de lo que considero más acertado. Algo que no podemos, por<br />
otro lado, verificar, pues se escapa a nuestra razón y a nuestros<br />
sentidos.<br />
También admito a todos y todas los que, al margen o no de<br />
la sociedad, han buscado caminos que conduzcan a interiorizar<br />
esa especie de fuerza o energía que, según muchas religiones y