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LA RELIGIÓN INTERIOR
No se si existe Dios; no puedo responder a esa pregunta.
No se si alguien lo ha visto, lo ha oído o lo ha experimentado por
algún otro sentido, aunque las religiones más auténticas son no
las que creen en la divinidad, sino las que la “sienten” dentro de
uno mismo. En determinados momentos de mi vida he
experimentado sensaciones que se parecen a esa presencia divina
dentro del ser humano, bien por la mística, por las drogas, la
meditación profunda, la filosofía u otras disciplinas. Pero insisto
que, como humano, no puedo afirmar tajantemente la existencia o
no de Dios. Quienes creen en Él muchas veces no lo “sienten”, lo
cual me parece contradictorio. Pero respeto que quieran creer, si
eso les ayuda en el día a día.
He visto y experimentado demasiadas cosas que me impiden
concebir la divinidad como algo esencialmente masculino, como
sucede con el catolicismo, el judaísmo o el islamismo. Me parece
una posición machista y dice poco de la cultura que se apoya en
esa creencia. Son religiones –y culturas- eminentemente
patriarcales, donde la mujer, lo femenino, ocupa un lugar inferior.
La crisis de Occidente, podría ser también la crisis del
patriarcado, lo cual no es descabellado. Hemos asistido a todos
los “logros” que nos ha traído esta versión de Dios: guerras,
crueldad, falta de sentimientos, violencia machista, atentados
contra la Naturaleza, confianza ciega en la razón,
desacreditación de la intuición y otros valores femeninos, etc…
Por tanto no seré yo quien defienda esta postura.
Ante la pregunta de si creo en ese Dios, mi respuesta es
negativa. No puedo ni quiero creer. Abdicar en ese sentido sería
reconocer, de hecho, y defender todo el mal que se ha cometido
en su nombre. Ser exclusivista es una manera de fanatismo y de
enfermedad, una esquizofrenia, una amputación de una parte de
la existencia. No son las únicas religiones sobre la Tierra y por
otro lado, ha habido y existen otras versiones distintas hacia lo
que no podemos entender, lo que trasciende nuestra humanidad.