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esultado final nos aporte paz. Menos conocida es la vertiente de
esta filosofía en las artes marciales, pero como proponen estas
disciplinas clásicas, lo esencial es realizar el mínimo esfuerzo y el
máximo impacto, cansarse poco y aprovechar la energía, sin odio,
sólo como última defensa, pues el zen es ante todo pacifismo.
Por último, señalar que muchas escuelas zen practican el
vegetarianismo, pues consideran que matar es dañar y dañarnos a
nosotros mismos. Las teorías del psiquiatra vienés Gustav Jung, y
su Inconsciente Colectivo, están muy en sintonía con esta
filosofía, y ambas comparten la idea de que el ego es pura
ficción.
Como epílogo, cabría añadir lo siguiente: encontrar a Buda
en nuestro corazón, libertad personal de conciencia, conocerse a
uno mismo, sencillez y minimalismo (en el comer, en el vestir, en
el pensar…), ser más que tener, dejar que toda fluya, no sufrir
por cosas inútiles, ecologismo local y planetario, responsabilidad,
compartir con los demás, divinizar cada tarea cotidiana y buscar
nuestro propio don o habilidad personal. Esto (y mucho más) es lo
que nos propone la filosofía Zen.
MAYO 2008