Descargar - Nodo 50

CRISTO Y YO:
¿Quién fue Jesucristo? ¿Un Dios? ¿Un mortal? Nadie lo
sabe a ciencia cierta. Es, sin duda, un misterio. Incluso para él
mismo, me atrevería a afirmar.
Hasta hace muy poco tiempo, la historia oficial de este
personaje nos venía condensada en los cuatro Evangelios
canónigos: el de Tomás, Felipe, Lucas y Juan. Esa era su vida, sin
discusiones. Sin embargo, desde los comienzos del Cristianismo,
muchos individuos se cuestionaron esta versión ortodoxa y
comenzaron a crear su propio Jesús particular, intuyendo que
esto era sólo una visión que convenía a la Iglesia y que se nos
ocultaba la cara más humana del maestro de Galilea.
Desde hace tiempo han ido apareciendo, para desgracia de
la curia romana, toda una serie de documentos que amplían la
biografía del individuo que más ha influido, para bien o para mal,
en la cultura occidental desde hace 2 milenios: los evangelios
apócrifos, los rollos de Qumrán, etc… No voy a entrar a
pormenorizar su contenido, pues no los conozco lo suficiente, no
soy un especialista en la materia y muchos de estos textos (no
todos) están al alcance del público general. Pero sí me gustaría
expresar mi opinión, a la luz de ellos y de acuerdo a mi conciencia
y a mi propio corazón.
Jesús era humano, de eso no tengo duda. No sé si realizaba
milagros o era producto de técnicas aprendidas en Egipto o en
otros lugares. Su madre lo trajo al mundo de forma más o menos
natural, es decir, después de quedarse embarazada, no era virgen
(pues tenía ya otros hijos) y tampoco voy a entrar en los
supuestos avisos y anunciamientos por parte de ángeles. J.J.
Benítez, por ejemplo, los convierte en seres venidos de otras
galaxias, en una especie de plan de mundos lejanos. Cada loco con
su tema; tampoco es descabellado.
A mí, la verdad, me da igual. Observador, curioso y de
espíritu inquieto, aprendió en todos los lugares donde estuvo. Su
estancia en Egipto, como una especie de exiliado, tuvo que ser