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VELOCIDAD DE VÉRTIGO<br />
El mundo va muy rápido. Esa es la conclusión que<br />
prácticamente todos nos hacemos. Parece como si desde la<br />
creación del Planeta y las primeras muestras de vida brotaron, la<br />
velocidad haya aumentado a un ritmo vertiginoso. ¿Qué está<br />
pasando?<br />
Los primeros homínidos dedicaban muchas horas a<br />
conseguir alimentos. Podría decirse que su vida giraba en torno a<br />
la subsistencia. Su mundo religioso y moral estaba íntimamente<br />
ligado a este hecho, pero también es cierto que disponían de<br />
muchas horas para observar el entorno, interpretar los símbolos,<br />
los fenómenos naturales, los cambios de percepción, desarrollar<br />
la intuición y, en general, plantear su posición con respecto al<br />
medio en que vivían y el Universo.<br />
Vistos desde hoy a mucha gente les parecen primitivos,<br />
cuando en realidad las características que más les definen son la<br />
sencillez, la austeridad, la intuición, la espontaneidad, la<br />
humildad, la ausencia de lujos, la inexistencia de deseos<br />
asociados al poder, al reconocimiento social, a la idea de<br />
“progreso” y, en definitiva, a todas las pamplinas que definen<br />
nuestro mundo “moderno”. Es decir, que poseían todo aquello que<br />
hoy no tenemos o estamos de camino de perder.<br />
Admiro de nuestros antepasados, hombres y mujeres, esa<br />
mimesis con el entorno, esa capacidad de colaborar con el Medio<br />
Ambiente. Estaban obligados a respetar en lo posible su entorno,<br />
pues de él dependía su subsistencia. Un Homo Erectus o incluso<br />
un Sapiens Sapiens observaría con asombro nuestra vida actual y<br />
pensaría que nos hemos vuelto locos. Y en el fondo es así. ¿Cómo<br />
si no explicar nuestra civilización? ¿No podemos escapar a esa<br />
vorágine? Pararse es tan difícil. Algo nos empuja a seguir el ritmo<br />
trepidante, ¿por qué? Quizás asociamos la quietud con el fracaso.<br />
No es cierto. ¿Qué es al fin y al cabo fracasar? Debemos<br />
aprender a respetarnos, a cuidarnos, a querernos, pero de<br />
verdad, no con la basura informativa que nos propone más y más