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pongamos por caso, la revolución neolítica, hace ahora unos
8.000 años. Hoy, sin embargo, esa tendencia está invirtiendo su
trayectoria. Existe una tendencia a volver a unir lo diferente,
a pasar el rasero de modo que nada sobresalga, que nada ni nadie
pueda tener el honroso honor de ser diferente. A grandes rasgos
podemos señalar hoy 7 culturas: la islámica, la subsahariana, la
occidental (USA incluida), la oriental y quizás las realidades
sudamericanas y la de los pueblos de Oceanía. Evidentemente es
algo caricaturesco, pero hoy hay más parecido entre un francés y
un norteamericano, o entre un francés y un japonés que la que
había, por ejemplo, entre un romano y un habitante de Germania,
vecinos del Imperio. ¿Por qué sucede esto? ¿Es algo
programado? ¿Existe un complejo sustrato ideológico al que
beneficie esta situación? Evidentemente y como he apuntado
antes, el control es más fácil dentro de la uniformidad, del
pensamiento único, de la igualdad de culturas y aspiraciones. Es
un hecho tan cierto como la salida diaria del sol. Un enorme
ejército de replicantes, de clones, de mentes condicionadas de
modo sutil y otras veces menos delicadas. Una realidad
aparentemente surrealista, alucinante y más propia de la ciencia
ficción, pero que se está imponiendo y parece ser, si no lo
remediamos, el futuro de la Humanidad.
Y en este contexto nos encontramos con los pueblos
“primitivos”. Los restos de un naufragio que luchan por
sobrevivir. Desde organizaciones como SURVIVAL, se lucha por
su existencia, por reivindicar todo lo diferente, por mostrar al
mundo que son nuestra memoria, el hecho palpable de que su vida
cotidiana refleja nuestros orígenes. Alguna vez fuimos como
ellos, sintamos o no vergüenza o pudor. Empresas mineras,
petrolíferas, compañías madereras, extractoras de oro o
diamantes, intereses urbanísticos… Toda una serie de amenazas
que, junto a esta creciente ola de uniformidad, mezclada con una
falsa y superficial concepción de la democracia, exportada desde
Estados Unidos y Europa Occidental, están acabando (si no lo
impedimos) con la riqueza cultural, no sólo de estos pueblos