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SALUD INTEGRAL
Me gustaría dedicar este artículo a todas las medidas que
pongo en práctica para mantener y recuperar mi salud física,
psicológica y espiritual. En primer lugar, mi columna vertebral es
la dieta vegetariana, un sistema de alimentación que depura, no
es agresivo hacia el resto de animales, atempera las pasiones y es
muy útil para lograr paz, serenidad y lucidez mental. Los únicos
productos que incluyo del mundo animal son los huevos y el queso;
todo lo demás proviene del reino vegetal: cereales, legumbres,
semillas, hortalizas, frutas, verduras, aceites, etc…no es sólo un
régimen, sino una filosofía de vida y un compromiso hacia la paz y
el hambre en el mundo. Aparte de eliminar el dolor animal, los
pastos necesarios para alimentar a una oveja o vaca, pueden
utilizarse para cultivar vegetales, que alimentan a más gente.
Realizo unas 5 ó 6 comidas al día; prefiero comer poco y a
menudo, que realizar grandes comilonas que nos saturan, cargan
el aparato digestivo y producen digestiones pesadas, gases y
sensación de hartazgo. Hay que procurar combinar a lo largo del
día un aporte de hidratos de carbono o energía (pasta, arroz,
patatas, pan…) con proteínas o reparadores del tejido (queso,
huevo, semillas, legumbres, frutos secos…) y vitaminas y
minerales que intervienen en los procesos internos (hortalizas,
verduras, fruta…).
En segundo lugar el higienismo o vida natural. Visto sólo
con prendas naturales, como algodón, lino o lana, tanto interior
como exteriormente. Los productos derivados del petróleo son
agresivos hacia la piel, cargan el cuerpo de electricidad estática,
nos quitan energía y son una fuente de contaminación, tanto en su
producción como en su deshecho. Las prendas orgánicas
transpiran y absorben mejor el sudor, sin el peligro de los
posibles focos de hongos y erupciones cutáneas.
Duermo todo el año con la ventana de mi habitación abierta,
para ventilarla y evitar las altas concentraciones de anhídrido
carbónico de la respiración, un potente veneno que nos desgasta,