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poco podían conseguirse excedentes: de cereales, de carne, de
lana, de leche, etc…y, por tanto, gestionar mejor el día a día para
evitar hambrunas y las incomodidades de los desplazamientos.
Estas primeras realidades hay que situarlas hacia el 8.000-
6.000 a.C. en zonas como los valles de los ríos Nilo, Tigris y
Eúfrates, el Jordán, el Ganges o en otros del sudeste asiático.
Una explosión casi simultánea que cambiará la mentalidad y
cotidianidad de las gentes, si bien (como en casi todo) sucedió de
forma gradual. En estos dos estadios, Paleolítico y Neolítico
(como en los primeros años de una niña llamada Humanidad) se
fueron forjando las características que siglos después irán
conformando nuestro mundo, por diversas etapas, con fases de
ida o de vuelta, de crecimiento y muerte, de avance o de
retroceso, un eterno ciclo, un eterno retorno, como gustaban de
decir el orfismo y muchos filósofos griegos o el mismo
Nietzsche. Las sociedades son más simples o más complejas, son
más fáciles o difíciles de analizar, pero en definitiva las formas
de organización responden a patrones quizás ya existentes en
aquellos primeros estadios.
Soy de la creencia en la teoría de los ciclos, del recuerdo y
del olvido, de la muerte y el renacimiento, rasgos culturales,
modos de organización que vuelven, que perecen, que son
adoptados en otras coordenadas espaciales o temporales. En
todos ellos podemos aprender o desaprender, observar y sacar
conclusiones, identificarnos con unas u otras, esperanzarnos o
girar en otra dirección. Todas las épocas tienen rasgos positivos
y negativos y para cada persona poseen un significado u otro,
pero creo que hay un patrón universal y subconsciente, como el
Inconsciente Colectivo del que hablaba el psiquiatra vienés Carl
Gustav Jung. O quizás como el mundo de las Ideas del que
hablaba Platón, un modelo ideal al que la copia humana trata de
aproximarse.
A raíz de mi enfermedad he visto las cosas de otro modo.
En primer lugar creo que lo sencillo es más fácil de gestionar que
lo complejo, en todos los aspectos de la vida, y por supuesto en la