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Descargar - Nodo 50

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panaderías, tiendas de ropa o de ultramarinos. En todos ellos se<br />

exhibía poco género. Qué diferencia con nuestros centros<br />

comerciales, supermercados, tiendas, etc… ¿qué pasará con todo<br />

ello? ¿Todo va a la basura una vez pasada la temporada? Esta<br />

superabundancia de todo ¿a quién beneficia? Al capital, por<br />

supuesto. A las grandes firmas y empresas, a los tiburones de<br />

esta nueva época consumista y derrochadora. Antes había poco<br />

de todo, se compraba lo que se necesitaba, se pagaba al contado,<br />

se reparaban las cosas, duraban más…<br />

Los listillos del régimen sacaban tajada de la miseria<br />

cotidiana, se aprovechaban de su condición de victoriosos. Se<br />

cometieron atropellos impunemente: expropiaciones forzosas,<br />

prisión para sospechosos, rebeldes y simpatizantes de la<br />

República o no afines al gobierno, insultos, vejaciones… Pero la<br />

vida siguió. Entre la jungla de limitaciones, la gente sobrevivió y,<br />

en ocasiones, también vivió. Fue necesario apañarse con lo que se<br />

tenía, con las propias fuerzas y recursos. Oficios sublimes que<br />

casi han desaparecido: lañadores, afiladores, recogedores de<br />

chatarra, papel, trapos; vendedores de garbanzos tostados,<br />

cañamones y otras buenas viandas; estraperlistas, multioficios:<br />

un huertecillo por aquí, un trabajillo por allá, 4 panes debajo del<br />

jersey, rumbo a la ciudad. Picardía guerrillera frente a la<br />

macropotencia del ejército regular del Caudillo: la temida y<br />

odiada Benemérita, guardas forestales, los Grises que olfateaban<br />

la subversión como perros de presa…Aquello fue una Odisea para<br />

quien lo vivió y para quien, sin vivirlo, lo observa a través del<br />

tiempo, lo rememora, lo oye de boca de sus protagonistas. A<br />

todos aquellos Ulises habría que darles un homenaje, derribar el<br />

Valle de los Caídos y erigir allí sus estatuas, reconocer que su<br />

esfuerzo no fue en vano. Observar la miseria que rebosa esta<br />

cultura de hoy –miseria sí, bien digo- y comprenderéis que<br />

nuestros padres y abuelos miren hacia otro lado, sin entender<br />

nada. Aquello no fue el Paraíso, pero se intentó. No puedo por<br />

menos de admirar a todos y todas las personas que hubieron de<br />

sobrevivir en condiciones extremas, mientras los espabilados de

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