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Descargar - Nodo 50

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LA VIDA DE LOS VENCIDOS<br />

Con el golpe de Estado o sublevación militar del general<br />

Franco acabó un pedazo de nuestra historia que prometía ser<br />

rica en posibilidades y vida próspera, fértil y positiva. Hablar de<br />

lo que pudo ser y no fue es absurdo. Pero aún con aquella<br />

catástrofe llamada guerra civil, me gustaría dedicar este artículo<br />

a los años que van de 1939 a 1975, es decir la postguerra, la<br />

dictadura militar y el triunfo del fascismo en nuestro país. Y lo<br />

haré en base a mis conocimientos históricos y, mucho más<br />

importante para mí, a los recuerdos de los miembros de mi<br />

familia que, de un modo u otro, atravesaron aquella difícil pero<br />

llena de valores y belleza humana, vida. Antes que nada, no hay<br />

que olvidar que tras cualquier guerra hay vencedores y vencidos,<br />

y que la vida para los primeros es más fácil; a los últimos les toca<br />

pechar con las injurias, los abusos, las represalias y todo el<br />

aparato represor del gobierno vencedor. Aun así, me gustaría que<br />

este viaje estuviese lleno de belleza y que, aunque no olvidemos<br />

nunca la derrota y las dificultades, nos centrásemos en cómo era<br />

la vida en España, a pesar de las zancadillas y felonías de los<br />

afines al régimen.<br />

Si hay algo que enseguida me llama la atención es la escasez<br />

general, la falta de productos incluso básicos, que había que<br />

suplir y procurase con el ingenio, los amigos, la familia o<br />

directamente recurriendo al estraperlo o contrabando. Quien<br />

vivía en el campo tenía más acceso, evidentemente, a productos<br />

alimenticios, mientras en las ciudades la convivencia con el<br />

hambre era más cercana. Supongo que ser descubierto<br />

traficando con alimentos era un delito grave, pero mucha gente<br />

lo hacía, bien para ayudar a familiares o sacarse unas pesetas<br />

suplementarias con que comprar otros productos.<br />

Una vida, pues, llena de necesidades, donde el hambre de<br />

casi todo agudizaba el ingenio y fomentaba la solidaridad,<br />

exceptuando como digo a los que siempre sacan partido en apoyar<br />

al vencedor, sea injusto o no. Llaman la atención los comercios:

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