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OCCITÀNIA<br />
Del 16 al 21 de Julio, el que esto escribe y su compañero de<br />
aventuras Antonio Boix, realizamos un pequeño viaje al corazón<br />
del catarismo: Carcassonne. Me atraía la idea de captar en<br />
primera persona lo que aún queda de todo aquello, no se,<br />
aprovechar las vacaciones y hacer de reportero gráfico, cronista<br />
y viajero a un tiempo. He de confesar que lo he pasado muy bien,<br />
y aunque no he podido profundizar allí y a fondo esta doctrina, he<br />
captado muy buenas sensaciones, a pesar de que hablamos de una<br />
religión o doctrina que se remonta al siglo XIII d. C.<br />
Recorrimos cerca de 900 Km. en 9 horas de tren, un<br />
TALGO algo ruinoso, pero con el encanto de lo antiguo. Tanto<br />
tiempo dan para mucho: dormitar, mirar por la ventana, ver video,<br />
irse a la cafetería, esperar una parada más larga para asomar la<br />
cabeza por la puerta y fumarse un cigarrillo, leer, conversar con<br />
tu compañero y, sobre todo, una buena dosis de paciencia. Ya en<br />
Narbonne, a punto de bajar del tren, conocimos a una francesa<br />
de París, de padres españoles, que nos comentó que podía<br />
llevarnos a Carcassonne en el coche de su marido. Aceptamos,<br />
porque el siguiente tren salía dentro de 2 horas. Tuvimos suerte<br />
y luego explicaré por qué. A eso de las 8 de la tarde saludamos a<br />
su marido y todos (la mujer, su pareja, su hija de 13 años y<br />
nosotros dos) disfrutamos de un pequeño viaje, charlando de mil<br />
cosas. El hombre era divertido y un poco irónico, hablaba<br />
castellano y era de Alsacia-Lorena (germano hablante).<br />
Conversamos sobre la crisis mundial, la crisis de la uva en<br />
Languedoc, de los españoles y los franceses, de fútbol y del<br />
ciclismo, del catarismo, en fin, de nuestras cosas. Nos<br />
despedimos a la puerta del Hôtel des Voyagers.<br />
Entrada cerrada. No hay timbre. No se ve ni un alma.<br />
¿Pasaremos la noche en la calle? Son las 9 ó las 9 y media y,<br />
cansados, empezamos a preocuparnos. Llamamos a un móvil<br />
anotado en la puerta y, después de 2 intentos, la voz de una<br />
mujer mayor nos contesta en francés que enseguida baja. En