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Descargar - Nodo 50

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distancia. No obstante, en la estación de Madrid, mientras<br />

esperaba un tren que me devolviera a Alicante, me invadió la<br />

angustia y la soledad, mientras oía por megafonía el próximo<br />

destino y me puse a llorar, añorando mi casa y mi gente. Fue y me<br />

sentí estúpido, pues siempre pensé que la nostalgia era un mito y<br />

que un auténtico ser humano no es de ningún sitio. Pero<br />

instintivamente echaba de menos mi hogar.<br />

He podido comprobar en estos años los distintos modos de<br />

pensar y de sentir, las psicologías y el carácter que hace que<br />

seamos distintos unos de otros, aunque todos somos humanos. La<br />

diversidad cultural, en definitiva. Castilla es –o era- un enorme<br />

paisaje desolado, silencio, sin núcleos urbanos en muchos Km. Un<br />

mundo rural y difícil, con inviernos duros y fríos, donde quizás las<br />

diferencias sociales son brutales. Flota en el aire un sentimiento<br />

de feudalismo y de clientelismo, de falta de libertad, de<br />

esclavitud, de sumisión a la autoridad, a todos los que poseen<br />

poder. Siempre eres alguien por encima y por debajo de otros,<br />

aunque la pobreza y las dificultades unen a la gente y los incita a<br />

ayudarse mutuamente, a defenderse.<br />

En el Mediterráneo –al menos, al principio- no aprecié esa<br />

forma de vida piramidal, sino que se respira más la libertad, la<br />

igualdad y la fraternidad, trilogía que no se inventaron solamente<br />

los revolucionarios franceses de 1789. Aquí todo el mundo es<br />

igual a todos, no hay nadie por encima de nadie. La fuerza está en<br />

el grupo y no en el individuo. No existe lo que considero el<br />

feudalismo o el clientelismo, sino el amiguismo, en el buen sentido<br />

de la palabra, la camaradería. Los ricos y los pobres, los grandes<br />

y los jóvenes, los humildes y los notables, todos viven codo con<br />

codo, todos se reúnen cuando la ocasión lo requiere, en fiestas,<br />

reuniones, eventos…<br />

He intentado, pues, durante mis años aquí, convertirme en<br />

uno más, pues no tenía más familia y apoyo que mis padres y<br />

hermanos. No se si lo he conseguido, pero por lo que llevo escrito<br />

no estoy muy seguro de ello. El orgullo, el amor propio y la<br />

soberbia han sido mi cota de mallas, mi armadura y mi castillo,

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