Los amantes de Teruel.pdf - Ataun
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abiertos. Pero ¡qué viviente de tan débil instinto es la mujer! ¡Esta Zulima, qué obcecada con el título de reina, ni aun sospecha que haya quien espíe invisible sus pasos, quien interprete sus palabras, y hasta los gestos de su semblante! ¿Si el Amir, por gracia especial, habrá dejado sin ejercicio a sus confidentes africanos? (Abrese la puerta pequeña de la izquierda y aparece ZE- ANGIR.) Ya veo que no. Escena III ZEANGIR: . ADEL. ZEANGIR: Os he escuchado. ADEL: Nos habrás oído... ZEANGIR: Todo. ADEL: Y ¿podrás responderme...? ZEANGIR: A nada. (Dirígese al bufete y lo examina como quien busca alguna cosa y no la halla; llégase a la cama, toma con viveza un
lienzo que hay sobre ella escrito con sangre, y lo lee para sí con admiración.) ¡Qué es lo que descubro! (Aparte.) ADEL: (Aparte.) Hoguera tendremos. (A ZE- ANGIR.) Dime a lo menos qué ha escrito ahí ese infiel. Deseo saber qué noticias da el cautivo de su persona. Hay quien le crea un príncipe, y yo le tengo por un jayán. Él rompía las más fuertes cadenas, él escalaba las paredes del baño, y jamás trató de rescatarse mediante una buena suma. De aquí infiero yo que es más rico en fuerzas que en oro. El contenido de ese lienzo no exigirá tanto secreto... y en todo caso, carcelero soy; he visto expirar a muchos por habladores, y estoy harto persuadido de la utilidad de ser mudo. ZEANGIR: Ésa es tu obligación, ser mudo; sobre todo con Zulima. (Deja sobre la cama el lienzo, y se encamina a la puerta por donde salió.) ADEL: ¿Y estoy relevado del encargo de obedecerle?
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abiertos. Pero ¡qué viviente <strong>de</strong> tan débil instinto<br />
es la mujer! ¡Esta Zulima, qué obcecada con el<br />
título <strong>de</strong> reina, ni aun sospecha que haya quien<br />
espíe invisible sus pasos, quien interprete sus<br />
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el Amir, por gracia especial, habrá <strong>de</strong>jado sin<br />
ejercicio a sus confi<strong>de</strong>ntes africanos? (Abrese la<br />
puerta pequeña <strong>de</strong> la izquierda y aparece ZE-<br />
ANGIR.) Ya veo que no.<br />
Escena III<br />
ZEANGIR: . ADEL.<br />
ZEANGIR: Os he escuchado.<br />
ADEL: Nos habrás oído...<br />
ZEANGIR: Todo.<br />
ADEL: Y ¿podrás respon<strong>de</strong>rme...?<br />
ZEANGIR: A nada. (Dirígese al bufete y lo<br />
examina como quien busca alguna cosa y no la<br />
halla; llégase a la cama, toma con viveza un