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pàgina 11 Antisistema maig 2007<br />

Días de furia, noches de rabia<br />

La guerra social se expande y multiplica en Chile<br />

Nuevamente las calles del centro de Santiago y de otras tantas<br />

ciudades se vieron alteradas por el combate callejero producido por<br />

cientos de jóvenes como también por la destrucción impetuosa de la<br />

propiedad privada, el saqueo y el vandalismo, mientras la periferia se<br />

mostró rebelde y furiosa, descargando su odio contra los cuerpos policiales<br />

y los repugnantes periodistas. Todos ellos proletarios asqueados<br />

de sus rutinarias vidas. Que muchos de estos rebeldes no se<br />

planteen las garantías de este mundo y su innecesaria existencia se<br />

ve como un mal presagio en el desarrollo del conflicto de clases.<br />

Pero de momento las cosas están así, aunque de todas formas<br />

hemos visto un incremento de los conflictos sociales y las acciones<br />

con una mayor radicalidad, muestra de ello son todos los combates<br />

callejeros que se han dado a raíz de una serie de expresiones de descontento<br />

y rabia a consecuencia del llamado transantiago, una muestra<br />

más del intento de la burguesía por captar la totalidad del tiempo<br />

de todos los explotados e imponer de forma violenta el uso del automóvil,<br />

invento que solo fomenta el individualismo burgués. Pero eso<br />

no fue así ni será así, ya que los proletarios salieron a las calles y<br />

defendieron con los hechos su malestar y rabia, con sus cuerpos, sus<br />

piedras, sus molos y sus balas.<br />

¿Pero que podemos esperar de esta grandiosa revuelta? TODO.<br />

Porque si de ella no podemos esperar nada y nos conformamos con<br />

las manoseadas reivindicaciones de sueldos dignos, educación pública<br />

de calidad o<br />

transporte gratuito<br />

manejado por el<br />

Estado es mejor<br />

irnos a casa y quedarnos<br />

sentados<br />

viendo tranquilamente<br />

la televisión.<br />

Tanto los bombazos,<br />

los saqueos,<br />

las ráfagas de fuego<br />

y los<br />

enfrentamientos<br />

con cócteles molotovs<br />

y piedras no<br />

son ajenos a este<br />

día, ni a la revuelta<br />

estos hechos vienen<br />

dados hace<br />

siglos de explotación<br />

y lucha, como<br />

muestra de rabia de todos los explotados enfurecidos. Tampoco es<br />

como divulgan los medios mal llamados de comunicación, llamando<br />

lumpen, vándalos o delincuentes a los propios protagonistas de los<br />

conflictos, excluyéndolos de esa realidad de combate, diciendo que<br />

ese escenario no les pertenece, pero no se dan cuenta que la agudización<br />

de los conflictos y la creación de estos mismos, los produce la<br />

propia clase, esos mismos que ellos llaman lumpen, infiltrados o<br />

delincuentes y que todo lo que en lenguaje comunicacional se llama<br />

destrozo, saqueo o violencia viene dado por las propias consecuencias<br />

de esta misma situación.<br />

Los medios de incomunicación idiotizadores mentales de las<br />

personas, creadores de la llamada opinión publica, generan un pensamiento<br />

único sobre los disturbios y sus consecuencias, de manera<br />

que llaman a condenar satánicamente cada acto de violencia contra<br />

la policía y sus carros policiales, esos mismos que pueden reventar y<br />

destrozar un cuerpo con solo tocarlo, pero se horrorizan con el lanzamiento<br />

de piedras. Esos mismos periodistas que no tienen asco en<br />

darle la mano a los curas pedófilos y asesinos, siendo los primeros en<br />

señalar con el dedo y su cámara todo rompimiento del orden social,<br />

hablando de la delincuencia como un fenómeno separado de los conflictos<br />

sociales, creando esa falsa dicotomía delincuencia-sociedad,<br />

pero esta es mentira ya que esta es otra falsificación más propia de la<br />

sociedad del espectáculo y los efectos de la ?llamada? delincuencia<br />

son una contradicción más de esta sociedad enferma que intenta jus-<br />

tificar cada acto a partir de los paradigmas de la sociedad de los responsables<br />

y los bomberos moralistas.<br />

Los medios solo hacen el ridículo aparte desinformar, haciendo<br />

creer sus suspicacias al resto de la gente. Su juego mediático auspiciado<br />

por el Estado, da sus frutos y con ello lleva a la cárcel a una<br />

cantidad no menor de ?posibles delincuentes? numero que será acrecentado<br />

en grandes cantidades cuando el estado en el mes de junio,<br />

apruebe la ley del menor, que ?culpabiliza? a jóvenes de 16 años,<br />

enviándolos directamente a la cárcel, aunque hace años ya lo está<br />

haciendo, este espectáculo, es la forma de validar sus actos represivos<br />

ante la llamada opinión pública. Esa gente que cree ciegamente<br />

los dichos de los canales televisivos y no tiene un dedo de frente para<br />

entender lo que pasa, llegando a la estupidez máxima con sus dichos<br />

contra los ?vándalos?. Para esto, el Estado recurre a esa gente, para<br />

que valide con sus dichos y sus actos, la persecución y la represión<br />

contra todos los insubordinados, prueba de ello son los 2 compañeros<br />

aprendidos en la universidad tecnológica metropolitana (UTEM),<br />

tras una salida callejera, aquel 26 de marzo, en vísp ras al día del<br />

joven combatiente, en donde estudiantes de ingeniería en computación<br />

idiotizados con su afán de cuidar su universidad del lumpen vandálico,<br />

entregan a estos dos jóvenes, encerrándolos en una sala de<br />

dicha universidad. Universidad que por lo cual solo les hace gastar<br />

sumas millonarias y despi farrar años hermosos de sus vidas para<br />

domesticarlos y entregarlos a la esclavitud asalariada llamada trabajo.<br />

La universidades,<br />

las escuelas, los<br />

reformatorios, los<br />

psiquiátricos y todas<br />

esas instituciones<br />

que intentar ser<br />

enclaves de buena<br />

conducta, no pueden<br />

ser reformadas o<br />

retocadas sino que<br />

tienen que ser destruidas,<br />

no existe<br />

universidad alternativa<br />

ni buena, solo<br />

existe la que te<br />

educa para tu esclavitud.<br />

Por eso nos sentimos<br />

con razón de<br />

criticar a quienes<br />

ante actos de violencia,<br />

como ellos les llaman, han elegido acusar y<br />

criminalizar. Solo les queda ahorcarse con sus propias corbatas de<br />

buenos estudiantes ante que sean vapuleados por las hordas de bárbaros<br />

insurrectos.<br />

La revuelta, las acciones insurrectas de tipo individual o de<br />

forma colectiva, no hacen más que devolver de poco en poco la vida<br />

a cientos de miles de personas, rompiendo por escasos minutos la<br />

paz social que les golpea con el cruel látigo del capital, mostrando alegría,<br />

destrozos, pasión, y una nueva forma de relacionarnos. La<br />

revuelta no es más que la recuperación de forma momentánea de<br />

nuestras vidas y la destrucción de las relaciones mediadas por el<br />

capital.<br />

Al fin de cuentas, la delincuencia pone de manifiesto la revuelta<br />

de un sector explotado contra la sociedad de clases, mientras el sistema<br />

tiene la necesidad de esconder sus contradicciones por medio<br />

del ?manejo? del fenómeno delictivo. En definitiva la delincuencia<br />

solo muestra de manera explícita la propia lucha de clases.<br />

Porque cada día es de combate contra el Estado y el<br />

Capital.<br />

Contra lo existente, sus defensores y falsos críticos.<br />

Guerra social.

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