invertir en la infraestructura necesaria. Solo cuando perciban una ventaja financiera en la mejora de sus instalaciones incrementarán la presión sobre los fabricantes para poner etiquetas RFID a los productos, sobre todo en el comercio minorista (figura 1) y el sector alimentario. Actualmente, los chips pasivos pueden adquirirse por 0,20-0,30 USD , incluyendo los costes de la antena y el laminado. Numerosas empresas de semiconductores tienen ya una posición en la tecnología de chips por radiofrecuencia. Philips, Infineon Technologies y Texas Instruments lideran el mercado. Para estas empresas es un negocio de nicho muy pequeño, pero rentable. La compañía de investigación IDT echEx calcula que el mercado de tecnología RFID es de 2,7 millardos de USD en 2006 y prevé que la cifra se multiplicará por 10 para 2016, hasta aproximadamente 26 millardos. Aparte de los costes, la otra razón básica de la lenta introducción de esta tecnología es la dificultad para asegurar la transmisión segura de datos del chip al lector, en especial cuando se escanean varios objetos simultánea en vez de secuencialmente, como los productos del carro de la compra. Además, algunos materiales de embalaje como el papel de plata son problemáticos, o los líquidos, como vino o zumo. Pero aunque la tecnología estuviera lista para el mercado, seguiría habiendo un gran obstáculo, concretamente la inquietud de los consumidores respecto a su privacidad. Cuando se usan transmisores o lectores «escondidos», el consumidor ya no puede controlar qué información se divulga. Por eso, la aplicación masiva de las etiquetas RFID ha despertado preocupación por la protección de datos. En la película «Minority Report», los patrones de gasto de los consumidores son registrados por las tiendas en sus bases de datos, lo que les permite bombardearles con anuncios personalizados cuando vuelven a la tienda –una sombría visión futurista de marketing demasiado entrometido. Para tranquilizarnos, algunos críticos sugieren que las etiquetas se desactiven o destruyan tras la venta, pero sería casi imposible hacerlo de modo que el consumidor pudiera comprobarlo. En 2003, el Metro Group introdujo chips RFID en algunas de sus tarjetas de fidelidad sin informar a los clientes y más tarde recibió un galardón «Gran Hermano». Aunque Metro sigue probándolos en su «Future Store», ha cambiado aquellas tarjetas. Sin duda, la tecnología RFID suscitará cada vez más interés y encontrará nuevas aplicaciones. Ante los problemas mencionados, es probable que las ventajas tecnológicas no se desarrollen por completo. Dado que los costes son clave a la hora de decidir usar una tecnología específica, este no será un negocio en el que los fabricantes de chips RFID puedan lograr márgenes elevados, en especial cuando la demanda aumente hasta el punto de que los competidores asiáticos entren en el mercado. Triunfarán aquellos sectores (logística, minoristas) en los que las transacciones puedan realizarse con seguridad y eficiencia y, así, a menor coste. En última instancia, los consumidores serán los más beneficiados. Tecnología de seguridad de tráfico En la seguridad del tráfico, la tecnología avanza con rapidez. Los controles de tráfico aéreo se enfrentan al aumento de la complejidad de la gestión del tráfico. La demanda de sistemas de seguridad para automóviles ha aumentado significativamente. Para reducir el coste de posibles daños, las compañías de seguros empiezan a exigir ciertos sistemas de seguridad a bordo para brindar su protección. GLOBAL INVESTOR 2/06 Enriquecimiento — 43 La investigación en este campo se divide en sistemas precolisión y postcolisión. Los sistemas precolisión suelen preparar los sistemas de seguridad para una colisión inminente o, si es posible, para evitar la colisión. Los sistemas postcolisión están diseñados para elevar las oportunidades de sobrevivir de los ocupantes tras un accidente grave. No hay un tipo estándar de colisión, por lo que los sistemas de seguridad necesitan ser más dinámicos para reaccionar a los innumerables incidentes posibles. La legislación en varios países insta a instalar distintos tipos de sistemas de seguridad obligatoria, desde cinturones de seguridad, a avances mucho más recientes como sistemas ESC de frenado para grandes automóviles con el centro de gravedad más elevado, como camiones ligeros en EE.UU., para evitar que vuelquen. Otras medidas, como el cambio estacional de neumáticos, están siendo debatidas en varios países, como Alemania, donde la cobertura del seguro puede reducirse si hay un accidente y el vehículo no contaba con el equipo apropiado. Lo que comienza como un mercado nicho puede rápidamente convertirse en una importante medida de seguridad, como ha sucedido con el reconocimiento de voz, que ha dejado de ser una herramienta recreativa, para ser reconocida como dispositivo de seguridad. Para mantener la atención del conductor en la carretera y sus manos en el volante, un número creciente de artilugios, como los sistemas de radio, navegación y teléfono pronto responderán a órdenes de voz. Para reducir el número de malentendidos, que hasta ahora han creado más riesgo que seguridad, la próxima generación de reconocimiento de voz entablará un diálogo con el conductor, garantizando que se activa la función correcta. Los modernos sistemas de seguridad pueden hacer aún más: En un accidente en el que se activen los airbags, una unidad de control llamará automáticamente a un centro de emergencias e informará al equipo de rescate de la localización del vehículo con su GPS . El sistema puede incluso recopilar información sobre los daños y conectar el equipo de rescate con las víctimas. La tecnología más moderna siempre entra en el mercado por el segmento de lujo, en el que los clientes a menudo solicitan todas las opciones disponibles, a veces sin considerar su coste. El nuevo Mercedes clase S ofrece la última tecnología de prevención y confort activos. Sistemas como la visión nocturna y el control dinámico de la distancia son muy caros y el efecto adicional de seguridad parece limitado. Los sistemas útiles pasan del segmento de lujo al mercado de masas con rapidez. En el caso anterior, la demanda de fabricantes de equipo original (OEM) , aparte de Mercedes, es escasa, según Continental, uno de sus proveedores. Los clientes están dispuestos a pagar por la seguridad, pero no cualquier precio. En EE.UU. el cliente masivo apenas usa sistemas de seguridad no obligatorios, mientras que en Europa un nuevo coche sin frenado ESC posee una clara desventaja, sea cual sea su categoría de precio.
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