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Esta situación conllevaría por lo general una estructura de mercado muy sesgada, con unas cuantas empresas gigantes rodeadas por una nutrida masa de enanitos innovadores y proveedores dependientes. Siempre y cuando una empresa no se haga tan grande, rica y dominante como para anular todos los posibles desafíos a su propio liderazgo tecnológico y de mercado, este tipo de competencia fomenta un crecimiento rápido y resuelve muchas tensiones entre creadores y usuarios de ideas económicamente útiles. A primera vista, la preponderancia a largo plazo de Microsoft en los sistemas operativos parece ser un contraejemplo. Conviene señalar que esta hegemonía puede haber reportado algún beneficio social no previsto, porque fomentó la estandarización de las aplicaciones de software y aceleró la difusión de los ordenadores personales. En la actualidad, el movimiento Open Source Software plantea un gran reto al predominio de Windows con su producto Linux. Microsoft continúa obteniendo cuantiosos beneficios por los derechos de autor, pero debe trabajar más duro para mantener sus clientes y su posición de mercado. Más en general, Open Source Software (programas gratuitos acompañados del código subyacente para que otros aprendan, refinen y mejoren la versión) es un gran enigma para la teoría económica estándar. OpenOffice.org, con su desafío a la suite Microsoft Office, es un ejemplo destacado. Existe mucho software gratuito y gran parte es de alta calidad. Da la impresión de que los productos Open Source son mucho mejores que sus rivales con DPI. Es cierto que algunos desarrolladores ganan dinero por proporcionar soporte a estos sistemas, o adquieren una fama que les granjea puestos muy altos en empresas tradicionales, pero no está claro si ésta es la norma o incluso la principal motivación. Sea como fuere, el movimiento conduce la economía a la consecución de resultados socialmente más favorables. Realpolitik La pugna entre quienes desean DPI fuertes para fomentar la creatividad y quienes buscan debilitarlos para impulsar la propagación es más patente en la tensión actual entre las naciones ricas, con su enorme volumen de propiedad intelectual, y los países emergentes, con vastas poblaciones que pueden aprovechar esa base creativa para mejorar su nivel de vida. Los DPI son un punto crítico en las relaciones comerciales internacionales ya de por sí tensas, especialmente entre China y EE.UU . En las últimas semanas, la incapacidad del Gobierno chino de hacer respetar sus leyes antipiratería ha sido mencionada por dirigentes y congresistas estadounidenses en los debates sobre nuevos proyectos de leyes comerciales, gran parte de cuyo contenido va dirigido a China. EE.UU . atraviesa el ecuador de la legislatura, y la situación tiene visos de empeorar. Pero con el tiempo, esta fuente de tensión tenderá a perder fuerza. Como indicamos más arriba, una razón es que el uso más efectivo de la discriminación de precios permitirá que algunas empresas de economías desarrolladas apliquen pre- GLOBAL INVESTOR 2/06 Artículo principal — 13 Jonathan Wilmot es director gerente de Credit Suisse y Chief Global Strategist en la división Investment Banking, con sede en Londres. Su trabajo se centra en los temas cíclicos y a largo plazo de la economía mundial, y en sus consecuencias para los fl ujos de capitales y precios de activos globales.

GLOBAL INVESTOR 2/06 Artículo principal — 14 © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © © EE.UU.: Cambio de rol. EE.UU. es hoy el mayor defensor de los derechos de propiedad intelectual (DPI) internacionales y condena la piratería en los países con mercados emergentes (especialmente la de China), pero, en el siglo XIX, fue un gran infractor de derechos de propiedad intelectual, ya que los editores de EE.UU. reproducían obras de Europa protegidas con copyright.

Esta situación conllevaría por lo general una estructura de mercado<br />

muy sesgada, con unas cuantas empresas gigantes rodeadas por<br />

una nutrida masa de enanitos innovadores y proveedores dependientes.<br />

Siempre y cuando una empresa no se haga tan grande,<br />

rica y dominante como para anular todos los posibles desafíos a su<br />

propio liderazgo tecnológico y de mercado, este tipo de competencia<br />

fomenta un crecimiento rápido y resuelve muchas tensiones<br />

entre creadores y usuarios de ideas económicamente útiles.<br />

A primera vista, la preponderancia a largo plazo de Microsoft en<br />

los sistemas operativos parece ser un contraejemplo. Conviene señalar<br />

que esta hegemonía puede haber reportado algún beneficio<br />

social no previsto, porque fomentó la estandarización de las aplicaciones<br />

de software y aceleró la difusión de los ordenadores personales.<br />

En la actualidad, el movimiento Open Source Software plantea<br />

un gran reto al predominio de Windows con su producto Linux.<br />

Microsoft continúa obteniendo cuantiosos beneficios por los derechos<br />

de autor, pero debe trabajar más duro para mantener sus<br />

clientes y su posición de mercado.<br />

Más en general, Open Source Software (programas gratuitos<br />

acompañados del código subyacente para que otros aprendan, refinen<br />

y mejoren la versión) es un gran enigma para la teoría económica<br />

estándar. OpenOffice.org, con su desafío a la suite Microsoft<br />

Office, es un ejemplo destacado. Existe mucho software gratuito y<br />

gran parte es de alta calidad. Da la impresión de que los productos<br />

Open Source son mucho mejores que sus rivales con DPI. Es cierto<br />

que algunos desarrolladores ganan dinero por proporcionar soporte<br />

a estos sistemas, o adquieren una fama que les granjea<br />

puestos muy altos en empresas tradicionales, pero no está claro si<br />

ésta es la norma o incluso la principal motivación. Sea como fuere,<br />

el movimiento conduce la economía a la consecución de resultados<br />

socialmente más favorables.<br />

Realpolitik<br />

La pugna entre quienes desean DPI fuertes para fomentar la creatividad<br />

y quienes buscan debilitarlos para impulsar la propagación<br />

es más patente en la tensión actual entre las naciones ricas, con<br />

su enorme volumen de propiedad intelectual, y los países emergentes,<br />

con vastas poblaciones que pueden aprovechar esa base creativa<br />

para mejorar su nivel de vida. Los DPI son un punto crítico en<br />

las relaciones comerciales internacionales ya de por sí tensas, especialmente<br />

entre China y EE.UU . En las últimas semanas, la incapacidad<br />

del Gobierno chino de hacer respetar sus leyes antipiratería<br />

ha sido mencionada por dirigentes y congresistas estadounidenses<br />

en los debates sobre nuevos proyectos de leyes comerciales,<br />

gran parte de cuyo contenido va dirigido a China.<br />

EE.UU . atraviesa el ecuador de la legislatura, y la situación tiene<br />

visos de empeorar. Pero con el tiempo, esta fuente de tensión<br />

tenderá a perder fuerza. Como indicamos más arriba, una razón es<br />

que el uso más efectivo de la discriminación de precios permitirá<br />

que algunas empresas de economías desarrolladas apliquen pre-<br />

GLOBAL INVESTOR 2/06 Artículo principal — 13<br />

Jonathan Wilmot es director gerente de<br />

<strong>Credit</strong> <strong>Suisse</strong> y Chief <strong>Global</strong> Strategist en la<br />

división Investment Banking, con sede en<br />

Londres. Su trabajo se centra en los temas<br />

cíclicos y a largo plazo de la economía<br />

mundial, y en sus consecuencias para los<br />

fl ujos de capitales y precios de activos<br />

globales.

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