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Las ideas, no los medios, son la fuente fundamental de la riqueza humana. Desde los días de los útiles de piedra al desciframiento del genoma humano, la innovación (la capacidad de crear nuevas ideas y convertirlas en tecnologías útiles) ha sido el principal motor del progreso económico que ha incidido en muchos aspectos de la vida política, moral y espiritual 1 . Pero esta carrera armamentística intelectual raramente está exenta de conflictos. Durante siglos, el principal impulso fue adquirir mejores tecnologías militares. En el plano económico, se ha librado siempre una batalla entre quienes tienen las ideas y desean ser reconocidos por ello y quienes pretenden explotar o imitar esas ideas en su propio beneficio. Actualmente, la lucha tiene múltiples epicentros, como los piratas y falsificadores chinos de las marcas de moda, las empresas farmacéuticas y sus competidores genéricos o los archivos distribuidos en Internet, entre otros. Así las cosas, los roles se pueden invertir drásticamente: «Estados Unidos es el campeón actual de los derechos de propiedad intelectual (DPI) internacionales, pero en el siglo XIX ‘el sector editorial americano se construyó sobre la piratería de obras europeas’ y, de hecho, se negó a firmar la Convención de Berna durante 100 años» 2 . Apple Inc, creador de descargas de música legales en su iPod, ha sido demandado por Apple, la discográfica de los Beatles, por violación de marca, y el gigante farmacéutico Novartis está creando progresivamente un negocio de genéricos a escala mundial, como muestra su reciente adquisición de Hexal y Eon. Simple teoría La tensión entre creadores y usuarios surge cuando resulta costoso generar las ideas pero barato explotarlas. Los creadores quieren GLOBAL INVESTOR 2/06 Artículo principal — 11 Fuegos de artifi cio intelectuales Las ideas, no los medios, son la fuente fundamental de la riqueza humana. Desde siempre se ha librado una batalla entre quienes tienen las ideas y quienes pretenden explotarlas o imitarlas en su propio beneficio. El resultado es una competencia implacable y tensiones internacionales. Giles Keating, Head of Global Research, Jonathan Wilmot, Chief Global Strategist, Investment Banking protección legal para sus obras, de lo contrario ¿por qué gastar por producirlas? Pero una vez producidas, la protección legal les da un elemento de monopolio, y como cualquier monopolista, reaccionan produciendo menos y cobrando más en un mercado eficiente libre y abierto. Los estudios cinematográficos y las farmacéuticas están dispuestos a gastar cientos de millones en éxitos de taquilla y medicinas, porque consiguen protección de derechos de autor o de patente. Esto les permite recuperar la inversión (y generar beneficios) cobrando mucho más por cada copia que el coste relativamente bajo de fabricarla. A su vez, esto limita el número de personas capaces de ver la película (legalmente) o utilizar el medicamento mucho más que si no hubiera protección de la propiedad intelectual. Una vez la creación es un hecho, los DPI provocan ineficiencia, pero si los DPI no se aplicaran por ley, la creatividad desaparecería porque las personas no se verían recompensadas por ella. Esta noción ha quedado firmemente arraigada en el pensamiento económico en los últimos 30 años y representa la ortodoxia actual. Aunque siempre relevante, es incluso más fundamental para la innovación y el crecimiento en la economía del conocimiento del siglo XXI. Es sin duda una cuestión política candente. ¿El déficit comercial estadounidense con China sería de 200 millardos de USD si las versiones pirateadas del software, las películas, etc. del primer mundo no fueran ampliamente producidas por empresas chinas para su venta en casa y en ocasiones en el extranjero? Realidad confusa Los políticos estadounidenses prefieren la perspectiva ortodoxa, como cabría suponer, pero los economistas atacan continuamente

GLOBAL INVESTOR 2/06 Artículo principal — 12 esta perspectiva, porque una mera observación superficial del mundo real demuestra que la teoría básica es demasiado simple. En los servicios financieros, los DPI son casi desconocidos pese al alto grado de innovación. Los bancos introducen continuamente innovaciones, progresivas o determinantes. Hay ejemplos en la última década, como los productos que ofrecen exposición alcista en el mercado de acciones con protección bajista favorecida por muchos inversores privados o, para los fondos de pensiones, activos especiales diseñados para reflejar sus obligaciones con un retorno de la inflación más una prima vinculada a los diferenciales crediticios corporativos. Muchos productos requieren bastante trabajo de desarrollo; los banqueros lo amortizan siendo los primeros en el mercado, lo que permite vender a un margen alto durante un tiempo. Gradualmente, en cuestión de meses, los competidores copian el producto y los márgenes descienden, pero para entonces, los innovadores originales habrán recuperado sus costes de desarrollo, obtenido beneficio y pasado a la siguiente innovación. Inspirados por esta reflexión, algunos economistas sostienen que, siempre que reproducir una obra creativa o implantar una idea conlleve un gasto, por muy bajo que sea el coste unitario, la creatividad y la innovación pueden existir sin DPI . Esta nueva teoría es controvertida pero subraya la conclusión intuitivamente tentadora de que la bondad de los DPI no es absoluta y que hay un equilibrio entre protección baja de los derechos, que puede ahogar la creatividad, y protección alta, que ahoga la propagación de ideas e innovaciones útiles. Estas tensiones ya se entendían perfectamente hace 2 siglos, pues, por un lado, la Constitución estadounidense promete DPI , pero por otra estipula claramente que estarán restringidos: «Promover el progreso de la ciencia y las artes útiles, garantizando a autores e inventores el derecho exclusivo sobre sus respectivos escritos y descubrimientos durante periodos limitados …» 3 (la cursiva es nuestra). Las leyes de propiedad intelectual creadas desde entonces en el derecho nacional e internacional son una solución de compromiso incómoda e incluyen muchas variaciones más o menos arbitrarias. Las patentes tienen una vida bastante corta (14 o 20 años), mientras que la protección de la propiedad intelectual tras la muerte del autor ha sido ampliada en los últimos 30 años por el Congreso de EE.UU . Las marcas registradas tienen protección indefinida. A escala internacional, siguiendo a la pionera Convención de Berna de 1886, el TRIP (Acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio), suscrito en la Ronda de Uruguay de negociaciones para la liberalización del comercio a finales de los 80, representó un gran paso adelante para los defensores de unos derechos fuertes para los creadores de propiedad intelectual. China se convirtió en signatario para ingresar en la OMC (Organización Mundial de Comercio) en 2001, otorgando al Gobierno estadounidense y a las empresas una he- rramienta poderosa para luchar por la protección de la propiedad intelectual y las marcas registradas. Junto con los tratados internacionales y el derecho parlamentario, la función del derecho consuetudinario siempre ha sido esencial, y parece destinada a serlo más debido a la facilidad de reproducir y distribuir ideas y contenidos a través de Internet. Abundan los ejemplos de litigios reales y potenciales, donde destacan los planes de Google de crear una biblioteca digital global, a la que se opondrán algunos de los principales editores. Discriminación positiva Por muy importante que sea el marco legal, las fuerzas del mercado y la presión pública por la responsabilidad social corporativa pueden ayudar a resolver la tensión entre incentivar la creatividad y optimizar la propagación. Las grandes empresas farmacéuticas han respondido a las críticas globales por el alto coste de los retrovirales para tratar el VIH y el SIDA rebajando drásticamente el coste de estos tratamientos en naciones emergentes hasta acercarse al coste marginal. Esto supone mucho menos del precio que se cobra en países desarrollados, que tienen muchas posibilidades de recuperar el gasto en I+D. Aunque en este caso las empresas responden básicamente a la presión pública, la teoría económica señala que una discriminación de precios así puede maximizar el beneficio. Éste parece ser el motivo de la reciente decisión de los distribuidores legítimos de DVD en China de recortar sus precios, aprovechando las fuerzas del mercado para expulsar a los piratas. Esta estrategia solo funciona si hay pocas «fugas» de los productos de mercados con bajos precios a mercados con precios altos, y para los DVD los distribuidores confían en el sistema de codificación regional, que impide que muchos partícipes operen con discos de otra parte del mundo. La teoría indica que si se lleva muy lejos esta discriminación de precios, la producción ascendería hasta el punto donde se encontraría si no hubiera existido ningún monopolio. Su función es relevante para resolver la tensión entre incentivar la creatividad y optimizar la propagación. Competencia implacable Pero aún hay más. No existe hoy una teoría hábil y manejable de la competencia monopolística, pero en muchas industrias hay una rivalidad intensa y a veces dinámica entre algunas empresas realmente grandes o un grupo grande de empresas dispuestas a cuestionar una posición de mercado dominante (Apple en las descargas de música, Google en las búsquedas de Internet, Ebay en las subastas en línea) si el líder del mercado queda rezagado en la innovación tecnológica o se excede en su política de precios. Algunos economistas declaran que éste podría ser el entorno ideal para estimular la innovación: La posibilidad de ganar altos beneficios monopolísticos, incluso en un periodo corto, fomentando esfuerzos incansables por desarrollar y comercializar mejores productos.

GLOBAL INVESTOR 2/06 Artículo principal — 12<br />

esta perspectiva, porque una mera observación superficial del mundo<br />

real demuestra que la teoría básica es demasiado simple.<br />

En los servicios financieros, los DPI son casi desconocidos<br />

pese al alto grado de innovación. Los bancos introducen continuamente<br />

innovaciones, progresivas o determinantes. Hay ejemplos<br />

en la última década, como los productos que ofrecen exposición<br />

alcista en el mercado de acciones con protección bajista favorecida<br />

por muchos inversores privados o, para los fondos de pensiones,<br />

activos especiales diseñados para reflejar sus obligaciones<br />

con un retorno de la inflación más una prima vinculada a los diferenciales<br />

crediticios corporativos. Muchos productos requieren<br />

bastante trabajo de desarrollo; los banqueros lo amortizan siendo<br />

los primeros en el mercado, lo que permite vender a un margen<br />

alto durante un tiempo. Gradualmente, en cuestión de meses, los<br />

competidores copian el producto y los márgenes descienden, pero<br />

para entonces, los innovadores originales habrán recuperado sus<br />

costes de desarrollo, obtenido beneficio y pasado a la siguiente<br />

innovación.<br />

Inspirados por esta reflexión, algunos economistas sostienen<br />

que, siempre que reproducir una obra creativa o implantar una idea<br />

conlleve un gasto, por muy bajo que sea el coste unitario, la creatividad<br />

y la innovación pueden existir sin DPI . Esta nueva teoría es<br />

controvertida pero subraya la conclusión intuitivamente tentadora<br />

de que la bondad de los DPI no es absoluta y que hay un equilibrio<br />

entre protección baja de los derechos, que puede ahogar la creatividad,<br />

y protección alta, que ahoga la propagación de ideas e innovaciones<br />

útiles.<br />

Estas tensiones ya se entendían perfectamente hace 2 siglos,<br />

pues, por un lado, la Constitución estadounidense promete DPI ,<br />

pero por otra estipula claramente que estarán restringidos: «Promover<br />

el progreso de la ciencia y las artes útiles, garantizando a<br />

autores e inventores el derecho exclusivo sobre sus respectivos<br />

escritos y descubrimientos durante periodos limitados …» 3 (la cursiva<br />

es nuestra). Las leyes de propiedad intelectual creadas desde<br />

entonces en el derecho nacional e internacional son una solución<br />

de compromiso incómoda e incluyen muchas variaciones más o<br />

menos arbitrarias.<br />

Las patentes tienen una vida bastante corta (14 o 20 años),<br />

mientras que la protección de la propiedad intelectual tras la muerte<br />

del autor ha sido ampliada en los últimos 30 años por el Congreso<br />

de EE.UU . Las marcas registradas tienen protección indefinida.<br />

A escala internacional, siguiendo a la pionera Convención de Berna<br />

de 1886, el TRIP (Acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de<br />

Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio), suscrito en<br />

la Ronda de Uruguay de negociaciones para la liberalización del<br />

comercio a finales de los 80, representó un gran paso adelante<br />

para los defensores de unos derechos fuertes para los creadores<br />

de propiedad intelectual. China se convirtió en signatario para ingresar<br />

en la OMC (Organización Mundial de Comercio) en 2001,<br />

otorgando al Gobierno estadounidense y a las empresas una he-<br />

rramienta poderosa para luchar por la protección de la propiedad<br />

intelectual y las marcas registradas.<br />

Junto con los tratados internacionales y el derecho parlamentario,<br />

la función del derecho consuetudinario siempre ha sido esencial,<br />

y parece destinada a serlo más debido a la facilidad de reproducir<br />

y distribuir ideas y contenidos a través de Internet. Abundan<br />

los ejemplos de litigios reales y potenciales, donde destacan los<br />

planes de Google de crear una biblioteca digital global, a la que se<br />

opondrán algunos de los principales editores.<br />

Discriminación positiva<br />

Por muy importante que sea el marco legal, las fuerzas del mercado<br />

y la presión pública por la responsabilidad social corporativa<br />

pueden ayudar a resolver la tensión entre incentivar la creatividad<br />

y optimizar la propagación. Las grandes empresas farmacéuticas<br />

han respondido a las críticas globales por el alto coste de los retrovirales<br />

para tratar el VIH y el SIDA rebajando drásticamente el coste<br />

de estos tratamientos en naciones emergentes hasta acercarse<br />

al coste marginal. Esto supone mucho menos del precio que se<br />

cobra en países desarrollados, que tienen muchas posibilidades de<br />

recuperar el gasto en I+D.<br />

Aunque en este caso las empresas responden básicamente a la<br />

presión pública, la teoría económica señala que una discriminación<br />

de precios así puede maximizar el beneficio. Éste parece ser el<br />

motivo de la reciente decisión de los distribuidores legítimos de<br />

DVD en China de recortar sus precios, aprovechando las fuerzas<br />

del mercado para expulsar a los piratas. Esta estrategia solo funciona<br />

si hay pocas «fugas» de los productos de mercados con bajos<br />

precios a mercados con precios altos, y para los DVD los distribuidores<br />

confían en el sistema de codificación regional, que impide<br />

que muchos partícipes operen con discos de otra parte del mundo.<br />

La teoría indica que si se lleva muy lejos esta discriminación de<br />

precios, la producción ascendería hasta el punto donde se encontraría<br />

si no hubiera existido ningún monopolio. Su función es relevante<br />

para resolver la tensión entre incentivar la creatividad y optimizar<br />

la propagación.<br />

Competencia implacable<br />

Pero aún hay más. No existe hoy una teoría hábil y manejable de<br />

la competencia monopolística, pero en muchas industrias hay una<br />

rivalidad intensa y a veces dinámica entre algunas empresas realmente<br />

grandes o un grupo grande de empresas dispuestas a cuestionar<br />

una posición de mercado dominante (Apple en las descargas<br />

de música, Google en las búsquedas de Internet, Ebay en las subastas<br />

en línea) si el líder del mercado queda rezagado en la innovación<br />

tecnológica o se excede en su política de precios. Algunos<br />

economistas declaran que éste podría ser el entorno ideal para<br />

estimular la innovación: La posibilidad de ganar altos beneficios<br />

monopolísticos, incluso en un periodo corto, fomentando esfuerzos<br />

incansables por desarrollar y comercializar mejores productos.

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