dé Ciencias, Bellas4i etras Nobles Arte - Real Academia de Córdoba
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4 Miguel A. Orti Belmonte<br />
el río Orbigo y la muerte <strong>de</strong>l valido en el cadalso, que en juicio<br />
<strong>de</strong> su cronista Gonzalo Chacón, fué el campo <strong>de</strong> su martirio y<br />
en el <strong>de</strong> Menén<strong>de</strong>z y Pelayo el trono <strong>de</strong> su gloria. La historia<br />
no ha juzgado todavía por falta <strong>de</strong> pruebas documentales si fué<br />
justa la pena, como castigo <strong>de</strong> la muerte que dió al contador<br />
Alonso Pérez <strong>de</strong> Unoso. En el siglo pasado tuvo un <strong>de</strong>fensor,<br />
el escritor Rizzo Ramírez, en su Juicio crítico sobre don Alvaro<br />
<strong>de</strong> Luna, en el actual, César Silió en su obra Don Alvaro <strong>de</strong><br />
Luna y su tiempo.<br />
El Rey<br />
Don Juan II nació en 1405, quedando huérfano <strong>de</strong> padre,<br />
el rey Enrique III, hombre <strong>de</strong> carácter pero que siempre luchó<br />
con su poca salud. Por su testamento, quedaba el rey niño en<br />
po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l regente pero la reina lo reclamó y la obtuvo en 1407.<br />
Vivió su niñez aislado <strong>de</strong> los hombres en San Pablo <strong>de</strong> Valladolid,<br />
pues la madre tenía miedo <strong>de</strong> que le robaran al hijo, esté<br />
miedo que vivió y vió a su alre<strong>de</strong>dor en su niñez, influyó en su<br />
carácter y fué una tara <strong>de</strong> su personalidad. Ya hombre lo <strong>de</strong>scribe<br />
Fernán Pérez <strong>de</strong> Guzmán en sus Generaciones y semblanzas<br />
diciendo, que era alto <strong>de</strong> cuerpo y <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s miembros<br />
pero no <strong>de</strong> buen talle ni <strong>de</strong> gran fuerza; <strong>de</strong> buen gesto, blanco<br />
e rubio, los hombros altos, el rostro gran<strong>de</strong>, la cara un poco<br />
arrebatada; sosegado. e manso, muy mesurado <strong>de</strong> palabra. Placíale<br />
oir los ornes avisados, e graciosos e notava mucho lo que<br />
<strong>de</strong>llos oía; sabía hablar y enten<strong>de</strong>r latín, leía muy bien, placíanle<br />
muchos libros, e estorias, oía muy <strong>de</strong> grado los <strong>de</strong>cires rimados<br />
y conoció los vicios <strong>de</strong>llos, abía gran placer en oir palabras<br />
alegres e bien apuntadas e aún él mismo las sabía bien <strong>de</strong>cir,<br />
usaba mucho <strong>de</strong> la caza y el monte, entendía bien en toda la<br />
arte <strong>de</strong>lla; sabía el arte <strong>de</strong> la música, cantaba e tañía bien e aún<br />
justaba bien en juego <strong>de</strong> cañas. El mismo autor nos habla <strong>de</strong><br />
sus <strong>de</strong>fectos; ni una sola hora quiso enten<strong>de</strong>r ni trabajar en el<br />
regimiento <strong>de</strong>l reino, aunque en su tiempo hubo tantas revueltas,<br />
tanta fué su negligencia e remisión en el gobierno, dándose<br />
a otras más apacibles y <strong>de</strong>leitosas, nunca un día quiso volver el<br />
rostro, ni trabajar el espíritu en la or<strong>de</strong>nanza <strong>de</strong> su casa, ni en<br />
el regimiento <strong>de</strong> su reino, más <strong>de</strong>jaba todo el cargo <strong>de</strong>llo a su<br />
Con<strong>de</strong>stable, <strong>de</strong>l cual hacía tanta y tan singular fianza que a los<br />
,que no le vieron parecía cosa imposible e a los que lo vieron<br />
fué extraña e maravillosa obra,