19.06.2013 Views

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

monstruoso castillo, y la velocidad del grupo pareció moderarse un poco.<br />

Aparecieron las <strong>en</strong>hiestas murallas y luego surgió un vasto pórtico a través<br />

del cual fueron absorbidos los viajeros. La oscuridad reinaba <strong>en</strong> el titánico<br />

patio de armas, pero luego se sumieron <strong>en</strong> una oscuridad más espesa aún al<br />

precipitarse la columna voladora <strong>en</strong> un portal de arcos inm<strong>en</strong>sos. En la<br />

t<strong>en</strong>ebrosa oscuridad de aquellos laberintos de ónice se formaron torbellinos<br />

de vi<strong>en</strong>to húmedo y frío, y Carter no llegó a saber jamás qué gigantescas<br />

escalinatas y corredores atravesaron <strong>en</strong> aquella loca carrera que no parecía<br />

terminar nunca. El impulso terrible los arrastraba invariablem<strong>en</strong>te hacia<br />

arriba, y ni un ruido, ni un roce, ni un destello fugaz rasgó el espeso velo<br />

del misterio. El ejército de gules y descarnadas alimañas de la noche era<br />

innumerable, pero aun así se perdía <strong>en</strong> los prodigiosos espacios de aquel<br />

castillo supraterrestre. Y cuando finalm<strong>en</strong>te se halló <strong>en</strong> el interior de la<br />

extraña habitación de la torre cuya altísima v<strong>en</strong>tana iluminada había<br />

servido de faro, Carter tardó bastante tiempo <strong>en</strong> distinguir las lejanas<br />

paredes y el techo distante que sost<strong>en</strong>ían, y <strong>en</strong> <strong>com</strong>pr<strong>en</strong>der que no se<br />

<strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> un espacio abierto e ilimitado.<br />

Randolph Carter había abrigado el propósito de p<strong>en</strong>etrar <strong>en</strong> la sala<br />

del trono de los Grandes Dioses con todo aplomo y dignidad, escoltado por<br />

las impresionantes filas de gules <strong>en</strong> riguroso ord<strong>en</strong> de ceremonia, y de<br />

pres<strong>en</strong>tar su petición <strong>com</strong>o un gran señor, libre y poderoso <strong>en</strong>tre los<br />

soñadores. Sabía que es posible tratar con los Grandes Dioses, pues éstos<br />

no superan <strong>en</strong> poderío a los mortales, y había confiado <strong>en</strong> que los Dioses<br />

Otros y Nyarlathotep, el caos reptante, no v<strong>en</strong>drían a ayudarles <strong>en</strong> el<br />

mom<strong>en</strong>to decisivo, <strong>com</strong>o había sucedido tantas veces cuando los hombres<br />

trataron de llegar a la morada de los dioses terrestres o a sus montañas. Y<br />

gracias a su escolta horr<strong>en</strong>da había confiado <strong>en</strong> poder desafiar incluso a los<br />

Dioses Otros, si llegaba el caso, pues los gules no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> dueño ni señor, y<br />

las descarnadas alimañas de la noche no obedec<strong>en</strong> a Nyarlathotep, sino sólo<br />

619

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!