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H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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acercarían a la desconocida Kadath a través del desierto de las montañas<br />

esculpidas, al norte de Inquanok, o bi<strong>en</strong> se remontarían a regiones más<br />

sept<strong>en</strong>trionales de la propia meseta de L<strong>en</strong>g. Perrunos unos y desalmadas<br />

otras, a los gules y a las alimañas descarnadas no les asusta lo que puedan<br />

descubrir <strong>en</strong> esos desiertos jamás hollados, ni tampoco experim<strong>en</strong>tan pavor<br />

alguno ante la idea de la egregia y solitaria Kadath con su misterioso<br />

castillo de ónice.<br />

Hacia mediodía, los gules y las descarnadas alimañas se dispusieron<br />

a empr<strong>en</strong>der el vuelo; cada gul escogió la pareja de portadores que más le<br />

conv<strong>en</strong>ía. Carter fue colocado a la cabeza de la columna, junto a Pickman;<br />

y delante de todos, a modo de vanguardia, se constituyó una doble fila de<br />

descarnadas alimañas de la noche. A una voz de Pickman, el horrible<br />

ejército se alzó <strong>com</strong>o una nube de pesadilla por <strong>en</strong>cima de las rotas<br />

columnas y las esfinges ruinosas de la primordial Sarkomand, y se fue<br />

elevando más y más, hasta rebasar incluso la gran verti<strong>en</strong>te de basalto que<br />

se erguía tras la ciudad. Ante ellos fueron apareci<strong>en</strong>do los alrededores de la<br />

fría, estéril altiplanicie de L<strong>en</strong>g. Y aún más, se remontó la oscura hueste<br />

voladora, hasta que esta misma altiplanicie <strong>com</strong><strong>en</strong>zó a empequeñecerse por<br />

debajo de ellos; y cuando tomaron rumbo hacia el norte y sobrevolaron la<br />

espantosa meseta que el vi<strong>en</strong>to barría, Carter vio de nuevo, con un<br />

escalofrío de horror, el círculo de toscos monolitos y el chato edificio sin<br />

v<strong>en</strong>tanas que, <strong>com</strong>o él sabía muy bi<strong>en</strong>, cobijaba a aquella blasfemia<br />

<strong>en</strong>mascarada de seda, de cuyas garras había escapado tan milagrosam<strong>en</strong>te.<br />

Esta vez no desc<strong>en</strong>dieron cuando el ejército cruzó <strong>com</strong>o una bandada de<br />

murciélagos por <strong>en</strong>cima del desolado paisaje, iluminado por el débil<br />

resplandor de las hogueras, ni se pararon a observar las morbosas<br />

contorsiones de los astados seres casi humanos que allí danzan y tañ<strong>en</strong> sus<br />

instrum<strong>en</strong>tos sin descanso. Una de las veces vieron un shantak que volaba<br />

bajo, planeando sobre la llanura; pero cuando éste los descubrió; soltó un<br />

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