H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
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misterioso asesinato, unos huesos ensangrentados o unos espectros agitando sus cadenas según las viejas normas. Debe respirarse en ellos una definida atmósfera de ansiedad e inexplicable temor ante lo ignoto y el más allá; ha de insinuarse la presencia de fuerzas desconocidas, y sugerir, con pinceladas concretas, ese concepto abrumador para la mente humana: la maligna violación o derrota de las leyes inmutables de la naturaleza, las cuales representan nuestra única salvaguardia contra la invasión del caos y los demonios de los abismos exteriores. Por supuesto no todos los cuentos fantásticos se ajustan a un determinado modelo teórico. La mente creativa es despareja y la mejor de las estructuras tiene su punto ciego. Además, buena parte de ellos son el resultado de ciertos efectos memorables que surgen del subconsciente o han sido elaborados a partir de las más variadas fuentes. La atmósfera es siempre el elemento más importante, por cuanto el criterio final de la autenticidad de un texto no reside en su argumento, sino en la creación de un estado de ánimo determinado. Por lo general, un cuento macabro que trata de enseñar o fomentar un efecto de tipo social, o un relato cuyos horrores se pueden explicar por medios naturales, no es un auténtico cuento de espanto cósmico. No obstante, hay que admitir que tales relatos poseen, en algunos pasajes, matices ambientales que responden a las condiciones que ya hemos mencionado. Podemos juzgar un cuento fantástico, entonces, no a través de las intenciones del autor o a la pura mecánica del relato, sino a través del nivel emocional que es capaz de suscitar por medio de sus más pequeñas sugerencias sobrenaturales. Si es capaz de enervar las sensaciones adecuadas, su “efecto” lo hace merecedor de los atributos de la literatura fantástica, sin importar los medios utilizados. El único comprobante de lo auténticamente sobrenatural es el siguiente: saber si suscita o no en el 6
lector un profundo sentimiento de inquietud al contacto con lo desconocido, una actitud de aprensión frente al avance insidioso del espanto, como si se estuviese escuchando el batir de unas alas tenebrosas o el movimiento de criaturas informes en el límite más remoto del universo conocido. Y naturalmente, cuanto mejor se logre evocar esa atmósfera a lo largo de todo el cuento, tanto mejor será su efecto artístico en ese tipo de literatura. 2. LOS ORÍGENES DEL CUENTO DE TERROR Al ser una forma literaria tan íntimamente relacionadas a las emociones primitivas, el evento de terror es tan antiguo como el pensamiento y el habla humanos. El horror cósmico figura preponderantemente en el antiguo folklore de todas las razas y cristalizó en las baladas, crónicas y escrituras sagradas. Era, sin duda, un rasgo primordial de los rituales mágicos, con sus invocaciones de demonios y espectros, y que alcanzaron su mayor desarrollo en Egipto y entre los pueblos semíticos. Fragmentos tales como el Libro de Enoch y el Claviculae de Salomón ilustran claramente la pujanza de los elementos sobrenaturales en las mentes del Oriente antiguo, y sobre esas ideas se asentaban unas tradiciones cuyos ecos se han extendido hasta nuestros días. Esos temores trascendentales se reflejan asimismo en la literatura clásica de Occidente, y se acentuaba mucho más aún en la tradición de las baladas legendarias paralela a la corriente clásica, pero que desapareció por falta de testimonios escritos. La Edad Media, sumida en fantásticas tinieblas, dio un gran impulso a las representaciones trascendentales, y tanto en Oriente como en Occidente se trató de preservar y ampliar el sombrío legado extraído tanto del folklore como de la magia y los textos cabalísticos, que había llegado hasta ellos. Las brujas, los 7
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misterioso asesinato, unos huesos <strong>en</strong>sangr<strong>en</strong>tados o unos espectros<br />
agitando sus cad<strong>en</strong>as según las viejas normas. Debe respirarse <strong>en</strong> ellos una<br />
definida atmósfera de ansiedad e inexplicable temor ante lo ignoto y el más<br />
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pinceladas concretas, ese concepto abrumador para la m<strong>en</strong>te humana: la<br />
maligna violación o derrota de las leyes inmutables de la naturaleza, las<br />
cuales repres<strong>en</strong>tan nuestra única salvaguardia contra la invasión del caos y<br />
los demonios de los abismos exteriores.<br />
Por supuesto no todos los <strong>cu<strong>en</strong>tos</strong> fantásticos se ajustan a un<br />
determinado modelo teórico. La m<strong>en</strong>te creativa es despareja y la mejor de<br />
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han sido elaborados a partir de las más variadas fu<strong>en</strong>tes. La atmósfera es<br />
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un efecto de tipo social, o un relato cuyos horrores se pued<strong>en</strong> explicar por<br />
medios naturales, no es un auténtico cu<strong>en</strong>to de espanto cósmico. No<br />
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Podemos juzgar un cu<strong>en</strong>to fantástico, <strong>en</strong>tonces, no a través de las<br />
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