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H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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sequedad de la espantosa L<strong>en</strong>g permit<strong>en</strong> la superviv<strong>en</strong>cia de muchas cosas<br />

de tiempos primordiales. Carter pudo verlas fugazm<strong>en</strong>te a la luz vacilante<br />

de la lámpara, y se estremeció al descubrir lo que tales esc<strong>en</strong>as contaban.<br />

Estos frescos arcaicos relataban los anales de L<strong>en</strong>g; y <strong>en</strong> ellos los<br />

seres astados con pezuñas y boca inm<strong>en</strong>sa, casi humanos, danzaban<br />

perversam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> medio de ciudades olvidadas. Había esc<strong>en</strong>as de antiguas<br />

guerras, <strong>en</strong> las que los seres casi humanos de L<strong>en</strong>g luchaban contra las<br />

arañas hinchadas y purpúreas de los valles vecinos; y había esc<strong>en</strong>as<br />

también <strong>en</strong> las que se narraba la llegada de las negras galeras de la luna, y<br />

el sometimi<strong>en</strong>to del pueblo de L<strong>en</strong>g a los seres poliposos y amorfos que<br />

salían de ellas arrastrándose o retorciéndose de manera repugnante.<br />

Aquellos seres viscosos de color gris blancuzco habían sido adorados<br />

<strong>en</strong>tonces <strong>com</strong>o dioses, y ni un lam<strong>en</strong>to se escapó del pueblo sometido<br />

cuando vio cómo se llevaban por doc<strong>en</strong>as a los machos más gordos <strong>en</strong> las<br />

galeras negras. Las monstruosas bestias lunares habían establecido su<br />

campam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> una escarpada isla del mar; y Carter pudo deducir de<br />

aquellos frescos que dicha isla no era otra que la innominada roca solitaria<br />

que había visto cuando navegaba rumbo a Inquanok: la roca maldita que<br />

evitaron los marineros de Inquanok, y de la que brotaban perversos aullidos<br />

al caer la noche.<br />

Y también repres<strong>en</strong>taban las pinturas aquellas el gran puerto y la<br />

capital de los seres casi humanos, ciudad port<strong>en</strong>tosa y altiva cuyos pilares<br />

se alzaban <strong>en</strong>tre acantilados y muelles de basalto, y cuyos elevados templos<br />

y amplias plazas estaban adornadas con estatuas. T<strong>en</strong>ía jardines inm<strong>en</strong>sos y<br />

calles flanqueadas de columnas que conducían desde los acantilados, y de<br />

cada una de las seis puertas coronadas por una esfinge, a una inm<strong>en</strong>sa plaza<br />

c<strong>en</strong>tral; y <strong>en</strong> esta plaza había un par de colosales leones alados custodiando<br />

la <strong>en</strong>trada de una escalera subterránea. Aquellos <strong>en</strong>ormes leones alados<br />

estaban repres<strong>en</strong>tados muchas veces <strong>en</strong> los frescos, reluci<strong>en</strong>tes sus<br />

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