19.06.2013 Views

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Sacerdote que no debe ser m<strong>en</strong>cionado, el cual oculta su rostro bajo una<br />

máscara de seda y adora a los Dioses Otros y a Nyarlathotep, el caos<br />

reptante.<br />

El repugnante pájaro se posó <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> el suelo, y el hombre de<br />

los ojos oblicuos saltó a tierra y ayudó a bajar a su prisionero. Carter<br />

<strong>com</strong>pr<strong>en</strong>día demasiado bi<strong>en</strong> con qué objeto le había apresado; saltaba a la<br />

vista que el mercader de ojos oblicuos era ag<strong>en</strong>te de pot<strong>en</strong>cias más<br />

sombrías y deseaba llevar ante sus amos a un mortal cuya presunción había<br />

llegado al extremo de pret<strong>en</strong>der llegar a la ignorada Kadath para formular<br />

una petición a los Grandes Dioses, <strong>en</strong> su propio castillo de ónice. Y parecía<br />

muy probable que este mercader fuera el causante de su primer rapto,<br />

perpetrado por los esclavos de las <strong>en</strong>tidades lunares <strong>en</strong> Dylath-Le<strong>en</strong>. Y<br />

ahora pret<strong>en</strong>día seguram<strong>en</strong>te llevar acabo lo que los gatos habían frustrado<br />

la vez anterior: conducir a la víctima hasta el monstruoso Nyarlathotep y<br />

contarle con qué osadía había int<strong>en</strong>tado buscar la desconocida Kadath. La<br />

meseta de L<strong>en</strong>g y la inm<strong>en</strong>sidad fría que se exti<strong>en</strong>de al norte de Inquanok<br />

debían de estar muy próximas a los Dioses Otros, y el paso de allí a la<br />

ciudad probablem<strong>en</strong>te se <strong>en</strong>contraría muy custodiado.<br />

El hombre de los ojos oblicuos era m<strong>en</strong>udo, pero el gigantesco<br />

pajarraco hipocéfalo estaba allí para que se le obedeciera, de modo que<br />

Carter le siguió. Entraron, pues, <strong>en</strong> el interior del círculo de m<strong>en</strong>hires y<br />

cruzaron luego una puerta de arco muy bajo que daba acceso al pétreo<br />

monasterio sin v<strong>en</strong>tanas. No había luz <strong>en</strong> el interior, pero el perverso<br />

mercader <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió una lamparita de arcilla adornada con morbosos<br />

bajorrelieves, y empujó a su prisionero a través de un laberinto de estrechos<br />

pasadizos. En las paredes de aquellos corredores había espantosas esc<strong>en</strong>as<br />

pintadas, más antiguas que la historia, y cuyo estilo habría resultado<br />

desconocido para cualquier arqueólogo de la tierra. Después de incontables<br />

mil<strong>en</strong>ios, aún se conservaban frescos los colores, porque el frío y la<br />

583

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!