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H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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que asomaban <strong>en</strong>tre macizos de verdura. Todo esto le dijo a Randolph<br />

Carter, pero él siguió empeñado <strong>en</strong> su propósito. Y finalm<strong>en</strong>te, cada cual<br />

mantuvo su propia convicción, y Carte regresó a Celephais por las puertas<br />

de bronce y bajó por la Calle de los Pilares hasta la vieja muralla junto al<br />

mar, donde volvió a conversar con los marineros que procedían de puertos<br />

remotos, y aguardó a que llegara el barco t<strong>en</strong>ebroso de la fría Inquanok<br />

crepuscular, cuyos marineros y traficantes de ónice pose<strong>en</strong> extraños<br />

semblantes y llevan sangre de los Grandes Dioses <strong>en</strong> las v<strong>en</strong>as.<br />

Una noche estrellada <strong>en</strong> que el Lucero derramaba una espléndida<br />

claridad sobre la dárs<strong>en</strong>a, <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> puerto el barco tan esperado; y los<br />

tripulantes y mercaderes de extraños rostros fueron dejándose ver, de uno<br />

<strong>en</strong> uno y <strong>en</strong> grupos pequeños, por las tabernas que se exti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a lo largo<br />

de los muelles. Resultaba apasionante ver de nuevo <strong>en</strong> unos rostros<br />

vivi<strong>en</strong>tes los rasgos divinos del pétreo semblante del Ngranek. Sin<br />

embargo, Carter no se dio prisa <strong>en</strong> hablar con aquellas g<strong>en</strong>tes sil<strong>en</strong>ciosas.<br />

Aún ignoraba si aquellos hijos de los Grandes Dioses serían demasiado<br />

altivos o reservados, o qué recuerdos vagos y excelsos guardarían <strong>en</strong> la<br />

memoria. Pero estaba seguro deque no sería oportuno abordarles para<br />

hablar de su empresa o para preguntar por el desierto frío que se exti<strong>en</strong>de al<br />

norte de sus tierras crepusculares. Hablaban poco con los demás<br />

parroquianos de aquellas antiguas tabernas portuarias, y se s<strong>en</strong>taban <strong>en</strong><br />

grupos <strong>en</strong> los rincones más oscuros del local para <strong>en</strong>tonar canciones<br />

misteriosas de ignorados lugares, o para contar relatos con exótico ac<strong>en</strong>to<br />

que <strong>en</strong> nada se parecía al del resto del País de los Sueños. Y tan raras y<br />

excitantes eran aquellas tonadas y narraciones, que <strong>en</strong> los rostros de los que<br />

escuchaban podía adivinarse todo su misterio, aun cuando las palabras no<br />

fueran más que extrañas cad<strong>en</strong>cias y vagas melodías para los oídos<br />

profanos.<br />

Durante una semana estuvieron frecu<strong>en</strong>tando la taberna los<br />

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