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H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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arcos. El motivo de esta repulsión radica <strong>en</strong> que Inquanok alberga ciertas<br />

sombras que ningún gato puede soportar, de suerte que <strong>en</strong> todo ese reino,<br />

<strong>en</strong> donde impera el frío crepuscular, jamás se oy<strong>en</strong> alegres maullidos ni<br />

ronroneos hogareños. Nadie sabe si esas sombras correspond<strong>en</strong> a seres que<br />

han cruzado los infranqueables picos de la meseta de L<strong>en</strong>g, de cuya misma<br />

exist<strong>en</strong>cia se duda, o a los que p<strong>en</strong>etran por el norte, proced<strong>en</strong>tes del frío<br />

desierto. En cualquier caso, sobre aquellas tierras lejanas impera <strong>com</strong>o un<br />

presagio de otros mundos u otras dim<strong>en</strong>siones que no agrada a los gatos,<br />

pues estos animales son más s<strong>en</strong>sibles que los hombres a tales viv<strong>en</strong>cias.<br />

Esta es la razón de que no quieran embarcarse <strong>en</strong> los sombríos barcos que<br />

zarpan rumbo a los muelles de basalto de Inquanok.<br />

El viejo jefe de los gatos le dijo también dónde <strong>en</strong>contrar a su<br />

amigo el rey Kuranes, que <strong>en</strong> los últimos sueños de Carter había reinado<br />

alternativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Palacio de las Siete Delicias de Celephais, y<br />

construido <strong>en</strong> cuarzo rosa, y <strong>en</strong> el alm<strong>en</strong>ado castillo de nubes de Serannia,<br />

ciudad que flota <strong>en</strong> el cielo. Al parecer, ya no <strong>en</strong>contraba satisfacción <strong>en</strong><br />

aquellos lugares fabulosos y s<strong>en</strong>tía una nostalgia creci<strong>en</strong>te por los<br />

acantilados ingleses y por las tierras bajas de su niñez, donde exist<strong>en</strong><br />

pueblecitos de <strong>en</strong>sueño <strong>en</strong> los que, por las noches, se oy<strong>en</strong> tras las celosías<br />

de las v<strong>en</strong>tanas antiguas canciones inglesas, y cuyos grises campanarios se<br />

asoman por <strong>en</strong>cima del verdor de los valles lejanos. Kuranes no podía<br />

retornar a estas delicias del mundo vigil, porque su cuerpo había muerto;<br />

pero había conseguido una aceptable <strong>com</strong>p<strong>en</strong>sación al soñar una<br />

reconstrucción de su paisaje natal junto al barrio Este de la ciudad, donde<br />

los prados se exti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> suavem<strong>en</strong>te desde los acantilados hasta el pie de los<br />

Montes Tanarios. Allí vivía él, <strong>en</strong> una mansión gótica de piedra gris<br />

asomada al mar, y trataba de conv<strong>en</strong>cerse de que era la antigua Trevor<br />

Towers, donde él y trece g<strong>en</strong>eraciones de antepasados habían visto la luz<br />

por vez primera. Y <strong>en</strong> la costa vecina había reconstruido un pueblecito<br />

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