19.06.2013 Views

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

gobernado por el Rey Kuranes, a qui<strong>en</strong> Carter conoció una vez <strong>en</strong> su vida<br />

vigil. Todos los años llegaban marineros con ese mismo semblante desde el<br />

norte, <strong>en</strong> sus negras embarcaciones, a cambiar ónice por jade esculpido, y<br />

por hilo de oro, y por rojos pajarillos cantores de Celephais; y era evid<strong>en</strong>te<br />

que tales marineros no eran sino los semidioses que él buscaba. Y el lugar<br />

donde habitaban no debía de estar lejos de la inm<strong>en</strong>sidad fría, <strong>en</strong> donde se<br />

alzaba la ignorada Kadath, cuyo castillo de ónice era la morada de los<br />

Grandes Dioses. De modo que debía dirigirse a Celephais. Y <strong>com</strong>o se<br />

hallaba muy lejos de Oriab, decidió regresar a Dylath-Le<strong>en</strong> y remontar el<br />

Skai hasta el pu<strong>en</strong>te de Nyr, para atravesar nuevam<strong>en</strong>te el bosque<br />

<strong>en</strong>cantado de los zoogs. Desde allí tomaría un camino que va hacia el norte<br />

y cruzaría los innumerables jardines que bordean las riberas del Oukranos,<br />

hasta llegar a las doradas flechas de campanario de Thran, ciudad donde<br />

podría <strong>en</strong>contrar algún galeón que zarpara rumbo al mar Cer<strong>en</strong>ario.<br />

Pero la oscuridad era ahora más d<strong>en</strong>sa, y el gran rostro esculpido<br />

resultaba aún más severo <strong>en</strong> la sombra. La noche cogió al explorador<br />

<strong>en</strong>caramado <strong>en</strong> aquel sali<strong>en</strong>te; y <strong>en</strong> la negrura no pudo ni bajar ni subir,<br />

sino sólo permanecer allí, y agarrarse, y temblar <strong>en</strong> aquel angosto lugar<br />

hasta que viniese el nuevo día. Deseó fervi<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te mant<strong>en</strong>erse despierto,<br />

no fuese que con el sueño perdiera apoyo y cayese por el insondable vacío<br />

a los despeñaderos y agudos riscos de aquel valle maldito. Aparecieron las<br />

estrellas; pero salvo ellas, sus ojos sólo percibían un negro vacío, un vacío<br />

ligado a la muerte, contra la cual no podía sino agarrarse a las rocas y<br />

pegarse al muro de piedra, apartándose lo más posible del borde del abismo<br />

invisible <strong>en</strong> las tinieblas. Lo último que vio, antes de que la noche cerrara,<br />

fue un cóndor que planeaba muy cerca del precipicio donde él se<br />

<strong>en</strong>contraba, y que se alejó chillando al pasar por delante de la gruta cuya<br />

boca se abría un poco por <strong>en</strong>cima de su alance.<br />

De pronto, sin un ruido que le previniera <strong>en</strong> la oscuridad, sintió que<br />

532

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!