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H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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las montañas lunares, Nyarlathotep, el caos reptante, aguardaba <strong>en</strong> vano.<br />

El salto de los gatos a través del espacio fue realm<strong>en</strong>te vertiginoso.<br />

Rodeado esta vez por sus <strong>com</strong>pañeros, Carter no vio las grandes sombras<br />

confusas que acechan y se <strong>en</strong>roscan y palpitan <strong>en</strong> el abismo. Antes de<br />

acabar de <strong>com</strong>pr<strong>en</strong>der lo que estaba sucedi<strong>en</strong>do, se <strong>en</strong>contró de nuevo <strong>en</strong> su<br />

familiar habitación de la posada de Dylath-Le<strong>en</strong>, por cuya v<strong>en</strong>tana salían a<br />

raudales los sil<strong>en</strong>ciosos y amigables gatos. El anciano jefe de Ulthar fue el<br />

último <strong>en</strong> marcharse, y cuando Carter le estrechó la zarpa, le dijo que<br />

llegaría a su casa hacia el alba. Cuando empezaba a amanecer, Carter bajó<br />

y se <strong>en</strong>teró de que había transcurrido una semana desde que le raptaran.<br />

Debía aguardar todavía un par de semanas más para tomar el barco con<br />

destino a Oriab, y durante este tiempo habló cuanto pudo <strong>en</strong> contra de las<br />

galeras negras y sus infames costumbres. La mayor parte de la g<strong>en</strong>te le<br />

creyó; pero tanto interesaban los grandes rubíes a los joyeros, que nadie le<br />

dio promesa formal de terminar sustratos con los mercaderes de boca<br />

inm<strong>en</strong>sa. Si un día sobrevi<strong>en</strong>e alguna calamidad a Dylath-Le<strong>en</strong> <strong>com</strong>o<br />

consecu<strong>en</strong>cia de esos negocios, no será por culpa de Carter.<br />

Al cabo de una semana, el deseado barco atracó junto al muelle<br />

negro y la torre del faro, y Carter se alegró al ver que se trataba de una<br />

embarcación tripulada por hombres normales. T<strong>en</strong>ía los costados pintados,<br />

amarill<strong>en</strong>tas las velas latinas, y un capitán de pelo gris y ropas de seda. Su<br />

carga consistía <strong>en</strong>toneles de fragante resina proced<strong>en</strong>te de los pinares del<br />

interior de Oriab, delicada cerámica cocida por los artesanos de Baharna, y<br />

pequeñas tallas esculpidas <strong>en</strong> la antigua lava del Ngranek. Esta mercancía<br />

se les paga con lana de Ulthar, tejidos iridisc<strong>en</strong>tes de Hatheg y marfiles<br />

labrados por los negros que habitan <strong>en</strong> Parg, al otro lado del río. Carter<br />

llegó a un arreglo con el capitán para que le llevase a Baharna, y supo que<br />

el viaje duraría diez días. Durante la semana de espera, charló muchas<br />

veces sobre el Ngranek con el capitán, el cual le dijo que eran muy pocos<br />

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