19.06.2013 Views

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

allá de los cuales dic<strong>en</strong> los crédulos que se halla la ilustre Cathuria, aunque<br />

los soñadores expertos sab<strong>en</strong> muy bi<strong>en</strong> que estos pilares son las puertas de<br />

una monstruosa catarata por la que todos los océanos de la tierra de los<br />

sueños se precipitan <strong>en</strong> el abismo de la nada y atraviesan los espacios hacia<br />

otros mundos y otras estrellas, y hacia los espantosos vacíos exteriores al<br />

universo donde Azathoth, sultán de los demonios, roe hambri<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el<br />

caos, <strong>en</strong>tre fúnebres redobles y melodías de flauta, mi<strong>en</strong>tras pres<strong>en</strong>cia la<br />

danza infernal de los Dioses Otros, ciegos, mudos, t<strong>en</strong>ebrosos y torpes,<br />

junto con Nyarlathotep, espíritu y m<strong>en</strong>sajero de éstos.<br />

Entre tanto, los sardónicos mercaderes no decían una palabra de sus<br />

int<strong>en</strong>ciones, pero Carter sabía muy bi<strong>en</strong> que debían estar <strong>en</strong> <strong>com</strong>plicidad<br />

con qui<strong>en</strong>es querían impedir su empresa. Se sabe <strong>en</strong> la tierra de los sueños<br />

que los Dioses Otros ti<strong>en</strong><strong>en</strong> muchos ag<strong>en</strong>tes mezclados <strong>en</strong>tre los hombres;<br />

y todos estos <strong>en</strong>viados, casi o <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te humanos, están dispuestos a<br />

cumplir la voluntad de esas <strong>en</strong>tidades ciegas y estúpidas, a cambio de<br />

obt<strong>en</strong>er los favores de su horrible espíritu y m<strong>en</strong>sajero el caos reptante<br />

Nyarlathotep. De ello dedujo Carter que los mercaderes de abultados<br />

turbantes, al <strong>en</strong>terarse de su temeraria búsqueda del castillo de Kadath<br />

donde moran los Grandes Dioses, habían decidido raptarlo para <strong>en</strong>tregarse<br />

a Nyarlathotep a cambio de quién sabe qué merced. Carter no podía<br />

adivinar cuál sería la tierra de aquellos mercaderes, ni si estaba <strong>en</strong> nuestro<br />

universo conocido o <strong>en</strong> los horribles espacios exteriores. Tampoco<br />

sospechaba <strong>en</strong> qué punto infernal se reunirían con el caos reptante para<br />

<strong>en</strong>tregarle y exigir su re<strong>com</strong>p<strong>en</strong>sa. Sabía, sin embargo, que ningún ser casi<br />

humano <strong>com</strong>o aquéllos se atrevería a acercarse al trono de la tiniebla final,<br />

a Azathoth, allá <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro del vacío sin forma.<br />

Al ponerse el sol, los mercaderes empezaron a lamerse sus <strong>en</strong>ormes<br />

labios, con la mirada hambri<strong>en</strong>ta. Uno de ellos bajó a algún <strong>com</strong>partimi<strong>en</strong>to<br />

oculto y nauseabundo, y regresó con una olla y un cesto de platos. Se<br />

510

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!