H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
marchase. Y eso que nunca permanecí allí más de quince minutos. A decir verdad, el ambiente que flotaba en la buhardilla me hizo olvidar el deseo de cambiarla. El piso de abajo era suficiente para mí; me proporcionaba un hogar agradable, y no me fue difícil prescindir de la buhardilla y de las reformas que pensaba hacer allí, hasta casi olvidarme de ello y considerarlo sin importancia. Además, con frecuencia pasaba fuera varios días y varias noches, y no tenía prisa alguna por reformar la casa. El testamento de mi primo había sido refrendado oficialmente, y la casa registrada a mi nombre, de modo que nada amenazaba mi propiedad. Iodo habría ido bien, puesto que ya me había olvidado de los incumplidos planes para la buhardilla, de no haber sido por los pequeños incidentes que empezaron a turbarme. Al principio, sin ninguna consecuencia; eran cosas sin importancia que casi pasaron inadvertidas. Creo recordar que la primera de ellas sucedió al mes escaso de estar allí, y fue tan insignificante que, hasta pasadas varias semanas, no se me ocurrió relacionarla con acontecimientos posteriores. Escuché el ruido una noche, mientras leía cerca de la chimenea en la planta baja, y no era probablemente nada más que un gato o algún animal similar arañando la puerta para que le dejase entrar. Pero se oía con tanta claridad que me levanté a mirar en la puerta principal y en la puerta posterior, sin encontrar rastro de ningún gato. El animal había desaparecido en la noche. Le llamé varias veces, pero no obtuve respuesta ni escuché el menor ruido. No me había dado tiempo a sentarme, cuando empezó de nuevo a arañar la puerta. Lo intenté por lo menos media docena de veces, pero no logré ver al gato, hasta que me molestó tanto aquello que, de haberlo visto, probablemente lo habría matado. Por sí solo, este incidente era trivial, y nadie pensaría dos veces en él. ¿Sería un gato que conocía a mi primo, y que al no conocerme a mí se había asustado? Pudiera ser. No pensé más en ello. Sin embargo, no había 478
pasado una semana cuando ocurrió un incidente similar, pero con una acusada diferencia respecto al primero. Esta vez, en lugar de arañazos de gato, el sonido era algo que se deslizaba a tientas, y que me provocó un escalofrío, como si una serpiente gigante o la trompa de un elefante rozase en las ventanas y en las puertas. Tras el sonido, mi reacción fue idéntica a la vez anterior. Oí, pero no vi nada; escuchaba y no descubría nada, sólo los sonidos inaprensibles. ¿Un gato? ¿Una serpiente? ¿O qué? Aparte del gato y de la serpiente, que no tardaron en volver, sucedieron otros nuevos incidentes. En ocasiones escuchaba lo que parecía el sonido de las pezuñas de una bestia, o las pisadas de un gigantesco animal, o los picotazos de pájaros en las ventanas, o el deslizamiento de un gran cuerpo, o el sonido aspirante de unos labios. ¿Qué podía deducir de todo esto? Consideré que eran alucinaciones mías y descarté que existiera una explicación, puesto que los sonidos aparecían en cualquier momento, a todas horas de la noche y del día. De haber habido algún animal de cualquier tamaño en la puerta o en la ventana, tendría que haberlo visto antes de que desapareciese en el bosque de las colinas que rodeaban la casa (lo que había sido campo se hallaba ahora cubierto de álamos, abedules y fresnos). Este ciclo misterioso quizá no bahía sido interrumpido, de no ser porque una noche abrí la puerta de las escaleras que conducían a la buhardilla de mi primo, debido al calor que hacía en la planta baja; fue entonces cuando los arañazos del gato empezaron otra vez, y me di cuenta de que el ruido no venía de las puertas, sino de la misma ventana de la buhardilla. Subí escaleras arriba, sin dudarlo, sin pararme a pensar que tendría que tratarse de un gato muy especial para poder trepar hasta el segundo piso de la casa y llamar para que le dejasen entrar por la ventana redonda, única abertura al exterior de la habitación. Y puesto que la ventana no se abría, ni siquiera parcialmente, y como se trataba de un 479
- Page 427 and 428: y hundiéndose en el barro de color
- Page 429 and 430: Y, entonces, su febril y anormal se
- Page 431 and 432: cómo afectaría la vista del objet
- Page 433 and 434: profundidades desconocidas. joe Maz
- Page 435 and 436: que parecía una rata de gran tama
- Page 437 and 438: de limpiar hasta que le llegó a la
- Page 439 and 440: huesos descansaba un gran cuchillo
- Page 441 and 442: ecordar. Hubo una guerra y, tras el
- Page 443 and 444: Con el paso de los años, la suerte
- Page 445 and 446: muchas lenguas y carácteres, pero
- Page 447 and 448: EL SUPERVIVIENTE H. P. Lovecraft &
- Page 449 and 450: figura sepulcral aparecía a la hor
- Page 451 and 452: los ojos. Pero de esto no quiso hab
- Page 453 and 454: como algunos otros reptiles de esta
- Page 455 and 456: especto a la existencia de una señ
- Page 457 and 458: sus patas traseras, lo vistes con r
- Page 459 and 460: En la casa descubrí un retrato. Pe
- Page 461 and 462: cegaba parcialmente. Tan sólo veí
- Page 463 and 464: extrañas anotaciones demostraban c
- Page 465 and 466: sino una simple libreta, porque las
- Page 467 and 468: parentesco con antepasados saurios
- Page 469 and 470: operaciones y otras prácticas tan
- Page 471 and 472: Sentado allí en la oscuridad, me s
- Page 473 and 474: había vuelto tan denso que tuve qu
- Page 475 and 476: siquiera yo tuve plena conciencia d
- Page 477: algo que me era desconocido. Quizá
- Page 481 and 482: II Fue el gato, en realidad, el que
- Page 483 and 484: Crípticos de Hsan, De Vermis Myste
- Page 485 and 486: tentáculos, que parecían a primer
- Page 487 and 488: Escalones que descendían al negro
- Page 489 and 490: similitud, que resultaba inquietant
- Page 491 and 492: del halcón así lo indicaba. Todos
- Page 493 and 494: de la tierra sobre su eje. Y de no
- Page 495 and 496: Cuando despertó por tercera vez si
- Page 497 and 498: En las oquedades de ese bosque enma
- Page 499 and 500: frecuente verlos en los picos de la
- Page 501 and 502: pintorescas fachadas, con sus innum
- Page 503 and 504: constituían los signos inequívoco
- Page 505 and 506: Se asomó al balcón de su dormitor
- Page 507 and 508: vigor para que fuese cosa normal; c
- Page 509 and 510: cínicamente. Luego sacó a su vez
- Page 511 and 512: sentaron juntos bajo la tienda y co
- Page 513 and 514: fetidez de la ciudad se hizo aún m
- Page 515 and 516: dejaron solo allí, apenas le queda
- Page 517 and 518: ellos se cernía el aura de esa pro
- Page 519 and 520: las montañas lunares, Nyarlathotep
- Page 521 and 522: fondos de aquel lugar, lo que repug
- Page 523 and 524: encontró a nadie que hubiera subid
- Page 525 and 526: El camino subía ahora cuesta arrib
- Page 527 and 528: desde los tiempos más remotos, aca
pasado una semana cuando ocurrió un incid<strong>en</strong>te similar, pero con una<br />
acusada difer<strong>en</strong>cia respecto al primero. Esta vez, <strong>en</strong> lugar de arañazos de<br />
gato, el sonido era algo que se deslizaba a ti<strong>en</strong>tas, y que me provocó un<br />
escalofrío, <strong>com</strong>o si una serpi<strong>en</strong>te gigante o la trompa de un elefante rozase<br />
<strong>en</strong> las v<strong>en</strong>tanas y <strong>en</strong> las puertas. Tras el sonido, mi reacción fue idéntica a<br />
la vez anterior. Oí, pero no vi nada; escuchaba y no descubría nada, sólo los<br />
sonidos inapr<strong>en</strong>sibles. ¿Un gato? ¿Una serpi<strong>en</strong>te? ¿O qué?<br />
Aparte del gato y de la serpi<strong>en</strong>te, que no tardaron <strong>en</strong> volver,<br />
sucedieron otros nuevos incid<strong>en</strong>tes. En ocasiones escuchaba lo que parecía<br />
el sonido de las pezuñas de una bestia, o las pisadas de un gigantesco<br />
animal, o los picotazos de pájaros <strong>en</strong> las v<strong>en</strong>tanas, o el deslizami<strong>en</strong>to de un<br />
gran cuerpo, o el sonido aspirante de unos labios. ¿Qué podía deducir de<br />
todo esto? Consideré que eran alucinaciones mías y descarté que existiera<br />
una explicación, puesto que los sonidos aparecían <strong>en</strong> cualquier mom<strong>en</strong>to, a<br />
todas horas de la noche y del día. De haber habido algún animal de<br />
cualquier tamaño <strong>en</strong> la puerta o <strong>en</strong> la v<strong>en</strong>tana, t<strong>en</strong>dría que haberlo visto<br />
antes de que desapareciese <strong>en</strong> el bosque de las colinas que rodeaban la casa<br />
(lo que había sido campo se hallaba ahora cubierto de álamos, abedules y<br />
fresnos).<br />
Este ciclo misterioso quizá no bahía sido interrumpido, de no ser<br />
porque una noche abrí la puerta de las escaleras que conducían a la<br />
buhardilla de mi primo, debido al calor que hacía <strong>en</strong> la planta baja; fue<br />
<strong>en</strong>tonces cuando los arañazos del gato empezaron otra vez, y me di cu<strong>en</strong>ta<br />
de que el ruido no v<strong>en</strong>ía de las puertas, sino de la misma v<strong>en</strong>tana de la<br />
buhardilla. Subí escaleras arriba, sin dudarlo, sin pararme a p<strong>en</strong>sar que<br />
t<strong>en</strong>dría que tratarse de un gato muy especial para poder trepar hasta el<br />
segundo piso de la casa y llamar para que le dejas<strong>en</strong> <strong>en</strong>trar por la v<strong>en</strong>tana<br />
redonda, única abertura al exterior de la habitación. Y puesto que la<br />
v<strong>en</strong>tana no se abría, ni siquiera parcialm<strong>en</strong>te, y <strong>com</strong>o se trataba de un<br />
479