H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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19.06.2013 Views

la psicología anormal, y la monomanía; su efecto es de horror, pero no fantástico. Una parte substancial de ellos, no obstante, representa a la literatura del terror sobrenatural en sus formas más agudas, y confieren a su autor un lugar permanente e inamovible como deidad, y manantial de toda la literatura diabólica moderna. ¿Quién puede olvidar al terrible e imponente navío suspendido al borde de las olas abismales en el Manuscrito hallado en una botella? La sombría sugerencia de sus monstruosas dimensiones e incalculable antigüedad, la siniestra tripulación de inauditos ancianos, y su temible e inexorable viaje hacia las regiones del sur, a través de los hielos de la noche antártica, impulsado por una corriente irresistible y demencial hacia el torbellino insondable que será su perdición. Luego tenemos al inexpresivo Señor Valdemar, en estado hipnótico durante siete meses después de muerto, dejando escapar sonidos frenéticos un momento antes de que el fin del experimento lo deje convertido en “una masa casi líquida de horrible, detestable podredumbre”. En Las aventuras de Arthur Gordon Pym los viajeros llegan, en primer lugar, a una extraña región del polo sur habitada por terribles salvajes y en donde no existe el color blanco. Enormes barrancos rocosos tienen la forma de titánicos caracteres egipcios que deletrean siniestros arcanos de la Tierra. Luego visitan una región de mayores misterios en donde todo es de color blanco: los extraños pájaros, las figuras colosales que vigilan una inmensa catarata de niebla que desde inconmensurables alturas se precipita en un tórrido mar lechoso. El relato titulado Metzengeratein nos horroriza con sus malignas intimaciones de una monstruosa metempsicosis - el demencial hidalgo que incendia los establos de su enemigo hereditario; el colosal caballo que escapa del edificio en llamas después de la muerte de su dueño, el fragmento perdido del antiguo tapiz donde aparecía el gigantesco caballo del antepasado de la víctima durante las Cruzadas; el salvaje y constante 44

cabalgar del loco sobre el gran corcel y su odio y temor de la bestia; las necias profecías que pesan sobre las familias enemigas; y finalmente, el incendio del palacio del demente y su muerte en medio de las llamas. Luego, el humo que brota de las ruinas calcinadas toma la forma de un caballo gigantesco. El hombre de la multitud nos cuenta la historia de un individuo que recorre incansablemente las calles durante el día y la noche buscando mezclarse entre la muchedumbre, como si le espantara estar solo. El relato posee efectos más discretos, pero no implica otra cosa que el más puro terror cósmico. La mente de Poe jamás se alejaba del terror y la decadencia; y en cada cuento, poema, o dialogo filosófico descubrimos una tensa impaciencia por penetrar los abismos insondables de la noche, rasgar el velo de la muerte e imperar en la fantasía como amo y señor de los misterios del tiempo y del espacio. Algunos relatos de Poe poseen una perfección casi absoluta, de estructura artística que los convierten en verdaderos faros en el terreno del cuento. Cuando se lo proponía, Poe sabía darle a su prosa un exquisito molde poético; empleando ese arcaico estilo oriental de frases enjoyadas, de reiteraciones bíblicas, tan exitosamente utilizado por escritores posteriores tales como Oscar Wilde y Lord Dunsany; y cuando esto sucedía, el resultado era un efecto de fantasía lírica casi narcótico en esencia - los arabescos oníricos del opio en el lenguaje de los sueños, en donde cada color sobrenatural e imágenes grotescas se encarnan en una sinfonía de acordes similares. La máscara de la muerte roja, Silencio, Sombra, son indudablemente poemas en todo el sentido de la palabra, excepto en la métrica, y logran su fuerza y efecto mediante cadencias auditivas e imaginería visual. Sin embargo, es en dos de sus relatos menos conscientemente poéticos, Ligeia y La caída de la casa Usher - especialmente el último - donde encontramos esas cumbres artísticas en donde Poe reina como el supremo miniaturista literario. De argumento 45

cabalgar del loco sobre el gran corcel y su odio y temor de la bestia; las<br />

necias profecías que pesan sobre las familias <strong>en</strong>emigas; y finalm<strong>en</strong>te, el<br />

inc<strong>en</strong>dio del palacio del dem<strong>en</strong>te y su muerte <strong>en</strong> medio de las llamas.<br />

Luego, el humo que brota de las ruinas calcinadas toma la forma de un<br />

caballo gigantesco. El hombre de la multitud nos cu<strong>en</strong>ta la historia de un<br />

individuo que recorre incansablem<strong>en</strong>te las calles durante el día y la noche<br />

buscando mezclarse <strong>en</strong>tre la muchedumbre, <strong>com</strong>o si le espantara estar solo.<br />

El relato posee efectos más discretos, pero no implica otra cosa que el más<br />

puro terror cósmico. La m<strong>en</strong>te de Poe jamás se alejaba del terror y la<br />

decad<strong>en</strong>cia; y <strong>en</strong> cada cu<strong>en</strong>to, poema, o dialogo filosófico descubrimos una<br />

t<strong>en</strong>sa impaci<strong>en</strong>cia por p<strong>en</strong>etrar los abismos insondables de la noche, rasgar<br />

el velo de la muerte e imperar <strong>en</strong> la fantasía <strong>com</strong>o amo y señor de los<br />

misterios del tiempo y del espacio.<br />

Algunos relatos de Poe pose<strong>en</strong> una perfección casi absoluta, de<br />

estructura artística que los conviert<strong>en</strong> <strong>en</strong> verdaderos faros <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>o del<br />

cu<strong>en</strong>to. Cuando se lo proponía, Poe sabía darle a su prosa un exquisito<br />

molde poético; empleando ese arcaico estilo ori<strong>en</strong>tal de frases <strong>en</strong>joyadas,<br />

de reiteraciones bíblicas, tan exitosam<strong>en</strong>te utilizado por escritores<br />

posteriores tales <strong>com</strong>o Oscar Wilde y Lord Dunsany; y cuando esto<br />

sucedía, el resultado era un efecto de fantasía lírica casi narcótico <strong>en</strong><br />

es<strong>en</strong>cia - los arabescos oníricos del opio <strong>en</strong> el l<strong>en</strong>guaje de los sueños, <strong>en</strong><br />

donde cada color sobr<strong>en</strong>atural e imág<strong>en</strong>es grotescas se <strong>en</strong>carnan <strong>en</strong> una<br />

sinfonía de acordes similares. La máscara de la muerte roja, Sil<strong>en</strong>cio,<br />

Sombra, son indudablem<strong>en</strong>te poemas <strong>en</strong> todo el s<strong>en</strong>tido de la palabra,<br />

excepto <strong>en</strong> la métrica, y logran su fuerza y efecto mediante cad<strong>en</strong>cias<br />

auditivas e imaginería visual. Sin embargo, es <strong>en</strong> dos de sus relatos m<strong>en</strong>os<br />

consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te poéticos, Ligeia y La caída de la casa Usher -<br />

especialm<strong>en</strong>te el último - donde <strong>en</strong>contramos esas cumbres artísticas <strong>en</strong><br />

donde Poe reina <strong>com</strong>o el supremo miniaturista literario. De argum<strong>en</strong>to<br />

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