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H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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tiempo inmemorial, <strong>en</strong>cima de su habitación, y algunas veces la ilusión de<br />

tales pasos t<strong>en</strong>ía un realismo angustioso.<br />

Sin embargo, sabía que su sonambulismo era cierto, pues dos<br />

noches habían <strong>en</strong>contrado vacía su habitación con toda la ropa <strong>en</strong> su lugar.<br />

Se lo había asegurado Frank Elwood, el <strong>com</strong>pañero de estudios, cuya<br />

pobreza le había obligado a hospedarse <strong>en</strong> aquella escuálida casa, de<br />

manifiesta impopularidad. Elwood había estado estudiando hasta la<br />

madrugada, y subió para que Gilman le ayudara a resolver una ecuación<br />

difer<strong>en</strong>cial, <strong>en</strong>contrándose con que no estaba <strong>en</strong> su cuarto. Había sido algo<br />

atrevido de su parte abrir la puerta, que no estaba cerrada con llave,<br />

después de llamar y no recibir respuesta, pero necesitaba ayuda y p<strong>en</strong>só que<br />

a Gilman no le importaría demasiado que lo despertara suavem<strong>en</strong>te. Pero<br />

Gilman no estaba allí ninguna de las dos veces, y cuando Elwood le contó<br />

lo sucedido se preguntó dónde podía haber estado vagando, descalzo y sólo<br />

con sus ropas de dormir. Decidió investigar el asunto si continuaban las<br />

noticias acerca de sus paseos sonámbulos, y p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> esparcir harina sobre<br />

el suelo del pasillo para averiguar a dónde se dirigían sus pisadas. La puerta<br />

era la única salida concebible, ya que la estrecha v<strong>en</strong>tana daba al vacío.<br />

Avanzado el mes de abril, llegaron a oídos de Gilman, aguzados por<br />

la fiebre, las doli<strong>en</strong>tes plegarias de un hombre supersticioso que arreglaba<br />

telares llamado Joe Mazurewicz, y cuya habitación se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> la<br />

planta baja. \lazurewicz había contado absurdas historias acerca del<br />

fantasma de la vieja Keziah y de aquel ser husmeante, peludo y de di<strong>en</strong>tes<br />

afilados, afirmando que algunas veces le perseguían de tal manera que sólo<br />

su crucifijo de plata (que con ese propósito le había regalado el padre<br />

lwanicki, de la iglesia de San Estanislao) podía darle algún alivio. Ahora<br />

rezaba porque se acercaba el Sabbath de las brujas. La víspera del primero<br />

de mayo era la Noche de Walpurgis, cuando los espíritus infernales<br />

vagaban por la tierra y todos los esclavos de Satanás se congregaban para<br />

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