H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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planetas negros al final. Largo vuelo a través del vacío. Imposible cruzar el universo de luz. Recreado por los pensamientos apresados en Trapezoedro Resplandeciente. Enviado a través de horribles abismos de luz. Soy Blake: Robert Harrison Blake. Calle East Knapp, 620; Milwaukee, Wisconsin. Soy de este planeta. ¡Azathoth, ten piedad!... ya no relampaguea... horrible puedo verlo todo con un sentido que no es la vista... ... la luz es tinieblas y las tinieblas luz... esas gentes de la colina vigilancia... cirios y amuletos... ... sus sacerdotes Pierdo el sentido de la distancia... lo lejano está cerca y lo cercano lejos... no hay luz no cristal... veo la aguja... la torre... la ventana... ruidos... Roderick Usher... estoy loco o me estoy volviendo... ya se agita y aletea en la torre... somos uno... quiero salir... debo salir y unificar mis fuerzas... sabe dónde estoy Soy Robert Blake, pero veo la torre en la oscuridad. Hay un olor horrible... sentidos transfigurados... saltan las tablas de la torre y abre paso... Iä... ngai... ygg Lo veo... viene hacia acá... viento infernal... sombra titánica... negras alas... Yog-Sothoth, sálvame tú... ojo ardiente de tres lóbulos... EL PESCADOR DEL CABO DEL HALCON H. P. Lovecraft & August Derleth Por la costa de Massachusetts se rumorean muchas cosas acerca de Enoch Conger. Algunas de ellas sólo se comentan en voz muy baja y con 384

grandes precauciones. Tan extraños rumores circulan a lo largo de toda la costa, difundidos por los hombres del mar del puerto de Innsmouth, sus vecinos, ya que él vivía a unas pocas millas más al sur, en el Cabo del Halcón. Ese nombre se debe a que allí, en las épocas migratorias, se puede ver a los halcones peregrinos, los esmerejones y aun los grandes gerifaltes sobrevolar aquella estrecha lengua de tierra que se adentra en el mar. Allí vivió Enoch Conger, hasta que no se le vio más, pues nadie puede afirmar que haya muerto. Era fuerte, de pecho y hombros anchos, y con largos brazos musculosos. Pese a no ser un hombre viejo, llevaba barba, y coronaba su cabeza una cabellera muy larga. Sus ojos azules se hundían en un rostro cuadrado. Cuando llevaba su chubasquero de hombre de mar, con el sombrero haciendo juego, parecía un marino desembarcado de alguna vieja goleta siglos atrás. Era un hombre taciturno. Vivía solo en la casa de piedra y madera que él mismo había construido, donde podía sentir el viento soplar y escuchar las voces de las gaviotas, de las golondrinas, del aire y del mar, y desde donde podía admirar el vuelo de las grandes aves migratorias en sus viajes hacia tierras lejanas. Se decía de él que se entendía con ellas, que hablaba con las gaviotas y las golondrinas, con el viento y con el golpeante mar, y aun con otros seres invisibles que, sin embargo, emitían, en unos tonos extraños, algo parecido a los mudos sonidos de ciertas grandes bestias batracias, desconocidas en los pantanos y ciénagas de la tierra. Conger vivía de la pesca, y aunque ésta escaseaba, le era suficiente. Por el día y por la noche echaba sus redes al mar; lo que sacaba lo llevaba a Innsmouth, a Kingsport, o aún más lejos, para venderlo. Pero una noche le vieron llegar solo a Innsmouth; no traía nada de pesca y permanecía con los ojos muy abiertos, atónitos, como si hubiese estado mirando mucho tiempo la puesta del sol y se hubiese quedado ciego. En las afueras de la ciudad, 385

planetas negros al final.<br />

Largo vuelo a través del vacío. Imposible cruzar el universo de luz.<br />

Recreado por los p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos apresados <strong>en</strong> Trapezoedro<br />

Resplandeci<strong>en</strong>te. Enviado a través de horribles abismos de luz.<br />

Soy Blake: Robert Harrison Blake. Calle East Knapp, 620;<br />

Milwaukee, Wisconsin. Soy de este planeta.<br />

¡Azathoth, t<strong>en</strong> piedad!... ya no relampaguea... horrible puedo verlo<br />

todo con un s<strong>en</strong>tido que no es la vista... ... la luz es tinieblas y las tinieblas<br />

luz... esas g<strong>en</strong>tes de la colina vigilancia... cirios y amuletos... ... sus<br />

sacerdotes<br />

Pierdo el s<strong>en</strong>tido de la distancia... lo lejano está cerca y lo cercano<br />

lejos... no hay luz no cristal... veo la aguja... la torre... la v<strong>en</strong>tana...<br />

ruidos... Roderick Usher... estoy loco o me estoy volvi<strong>en</strong>do... ya se agita y<br />

aletea <strong>en</strong> la torre... somos uno... quiero salir... debo salir y unificar mis<br />

fuerzas... sabe dónde estoy<br />

Soy Robert Blake, pero veo la torre <strong>en</strong> la oscuridad. Hay un olor<br />

horrible... s<strong>en</strong>tidos transfigurados... saltan las tablas de la torre y abre<br />

paso... Iä... ngai... ygg<br />

Lo veo... vi<strong>en</strong>e hacia acá... vi<strong>en</strong>to infernal... sombra titánica...<br />

negras alas... Yog-Sothoth, sálvame tú... ojo ardi<strong>en</strong>te de tres lóbulos...<br />

EL PESCADOR DEL CABO DEL HALCON<br />

H. P. <strong>Lovecraft</strong> & August Derleth<br />

Por la costa de Massachusetts se rumorean muchas cosas acerca de<br />

Enoch Conger. Algunas de ellas sólo se <strong>com</strong><strong>en</strong>tan <strong>en</strong> voz muy baja y con<br />

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