19.06.2013 Views

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cali<strong>en</strong>te y reseco. Ante sus ojos desfilaron imág<strong>en</strong>es caleidoscópicas y<br />

fantasmales que se diluían <strong>en</strong> el cuadro de un vasto abismo de insondable<br />

negrura, <strong>en</strong> donde giraban astros y mundos aún más t<strong>en</strong>ebrosos. P<strong>en</strong>só <strong>en</strong><br />

las antiguas ley<strong>en</strong>das sobre el Caos Es<strong>en</strong>cial, <strong>en</strong> cuyo c<strong>en</strong>tro habita un dios<br />

ciego e idiota - Azathoth, Señor de Todas las Cosas - circundado por una<br />

horda de danzarines amorfos y estúpidos, arrullado por el silbo monótono<br />

de una flauta manejada por dedos demoníacos.<br />

Entonces, un vivo estímulo del mundo exterior le despertó del<br />

estupor que lo embargaba y le reveló su espantosa situación. Jamás llegó a<br />

saber qué había sido. Tal vez el estampido de los fuegos artificiales que<br />

durante todo el verano disparaban los vecinos de Federal Hill <strong>en</strong> honor de<br />

los santos patronos de sus pueblecitos natales de Italia. Sea <strong>com</strong>o fuere,<br />

dejó escapar un grito, se soltó de la escala loco de pavor, y<strong>en</strong>do a parar a<br />

una estancia sumida <strong>en</strong> la más negra oscuridad.<br />

En el acto se dio cu<strong>en</strong>ta de dónde estaba. Se arrojó por la angosta<br />

escalera de caracol, chocando y tropezando a cada paso. Fue <strong>com</strong>o una<br />

pesadilla: huyó a través de la nave invadida de inm<strong>en</strong>sas telarañas,<br />

flanqueada de altísimos arcos que se perdían <strong>en</strong> las sombras del techo.<br />

Atravesó a ciegas el sótano, trepó por el tragaluz, salió al exterior y echó a<br />

correr atropelladam<strong>en</strong>te por las calles sil<strong>en</strong>ciosas, <strong>en</strong>tre las negras torres y<br />

las casas dormidas, hasta el portal de su propio domicilio.<br />

Al recobrar el conocimi<strong>en</strong>to, a la mañana sigui<strong>en</strong>te, se vio caído <strong>en</strong><br />

el suelo de su cuarto de estudio, <strong>com</strong>pletam<strong>en</strong>te vestido. Estaba cubierto de<br />

suciedad y telarañas, y le dolía su cuerpo trem<strong>en</strong>dam<strong>en</strong>te magullado. Al<br />

mirarse <strong>en</strong> el espejo, observó que t<strong>en</strong>ía el pelo chamuscado. Y notó además<br />

que su ropa exterior estaba impregnada de un olor desagradable. Entonces<br />

le sobrevino un ataque de nervios. Después, v<strong>en</strong>cido por el agotami<strong>en</strong>to, se<br />

<strong>en</strong>cerró <strong>en</strong> casa, <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> una bata, y se limitó a mirar por la v<strong>en</strong>tana de<br />

poni<strong>en</strong>te. Así pasó varios días, temblando siempre que am<strong>en</strong>azaba torm<strong>en</strong>ta<br />

378

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!