H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
un instante, con los sentidos alerta y los músculos listos para la acción. El silencio me recibió. Con pasos felinos recorrí las familiares estancias, hasta que unos ronquidos estentóreos indicaron el lugar donde encontraría remedio a mis sufrimientos. Me permití un vistazo de éxtasis anticipado mientras franqueaba la puerta de la alcoba. Como una pantera, me acerqué a la tendida forma sumida en el estupor de la embriaguez. La mujer y el niño - ¿dónde estarían? -, bueno, podían esperar. Mis engarfiados dedos se deslizaron hacia su garganta... Horas más tarde volvía a ser el fugitivo, pero una renovada fortaleza robada era mía. Tres silenciosos cuerpos dormían para no despertar. No fue hasta que la brillante luz del día invadió mi escondrijo que visualicé las inevitables consecuencias de la temeraria obtención alivio. En ese tiempo los cuerpos debían haber sido descubiertos. Aun el más obtuso de los policías rurales seguramente relacionaría la tragedia con mi huida de la ciudad vecina. Además, por primera vez había sido lo bastante descuidado como para dejar alguna prueba tangible de identidad... las huellas dactilares en las gargantas de mis recientes víctimas. Durante todo el día temblé preso de aprensión nerviosa. El simple chasquido de una ramita seca bajo mis pies conjuraba inquietantes imágenes mentales. Esa noche, al amparo de la oscuridad protectora, bordeé Fenham y me interné en los bosques de más allá. Antes del alba tuve el primer indicio definido de la renovada persecución... el distante ladrido de los sabuesos. Me apresuré a través de la larga noche, pero durante la mañana pude sentir cómo mi artificial fortaleza menguaba. El mediodía trajo, una vez más, la persistente llamada de la perturbadora maldición y supe que me derrumbaría de no volver a experimentar la exótica intoxicación que sólo llegaba en la proximidad de mis adorados muertos. Había viajado en un amplio semicírculo. Si me esforzaba en línea recta, la medianoche me 338
encontraría en el cementerio donde había enterrado a mis padres años atrás. Mi única esperanza, lo sabía, residía en alcanzar esta meta antes de ser capturado. Con un silencioso ruego a los demonios que dominaban mi destino, me volví encaminando mis pasos en la dirección de mi último baluarte. ¡Dios! ¿Pueden haber pasado escasas doce horas desde que partí hacia mi espectral santuario? He vivido una eternidad en cada pesada hora. Pero he alcanzado una espléndida recompensa ¡El nocivo aroma de este descuidado paraje es como incienso para mi doliente alma! Los primeros reflejos del alba clarean en el horizonte. ¡Vienen! ¡Mis agudos oídos captan el todavía lejano aullido de los perros! Es cuestión de minutos que me encuentren y me aparten para siempre del resto del mundo, ¡para perder mis días en anhelos desesperados, hasta que al final sea uno con los muertos que amo! ¡No me cogerán! ¡Hay una puerta de escape abierta! Una elección de cobarde, quizás, pero mejor - mucho mejor - que los interminables meses de indescriptible miseria. Dejaré esta relación tras de mí para que algún alma pueda quizás entender por qué hice lo que hice. ¡La navaja de afeitar! Aguardaba olvidada en mi bolsillo desde mi huida de Bayboro. Su hoja ensangrentada reluce extrañamente en la menguante luz de la angosta luna. Un rápido tajo en mi muñeca izquierda y la liberación está asegurada... cálida, la sangre fresca traza grotescos dibujos sobre las carcomidas y decrépitas lápidas... hordas fantasmales se apiñan sobre las tumbas en descomposición... dedos espectrales me llaman por señas... etéreos fragmentos de melodías no escritas en celestial crescendo... distantes estrellas danzan embriagadoramente en demoníaco acompañamiento... un millar de diminutos martillos baten espantosas disonancias sobre yunques en el interior de mi caótico cerebro... fantasmas grises de asesinados espíritus desfilan ante mí en silenciosa burla... 339
- Page 287 and 288: Entonces conocí al doctor Boyle, q
- Page 289 and 290: De lo que ocurrió después de reci
- Page 291 and 292: ventanas redondas. Cuanto más hond
- Page 293 and 294: hacia el campamento. Fue un gesto d
- Page 295 and 296: las dunas con una forma nueva y poc
- Page 297 and 298: posible lo que pareció suceder dur
- Page 299 and 300: la mayoría de aquellos bloques est
- Page 301 and 302: mi paso. Saqué la linterna y lanc
- Page 303 and 304: sus bajorrelieves. El influjo de la
- Page 305 and 306: hueco interior de un desconocido pl
- Page 307 and 308: pasaje me eran conocidos, y en múl
- Page 309 and 310: ocupar sus profundidades. Más tard
- Page 311 and 312: pasadas tensiones geológicas que n
- Page 313 and 314: coherente. ¿Porque acaso esta expe
- Page 315 and 316: evocación de pesadillas agobiantes
- Page 317 and 318: arenosos y tiré de ella hacia mí
- Page 319 and 320: Empuñando la linterna y con la omi
- Page 321 and 322: en una serie ensordecedora de atron
- Page 323 and 324: tangible oscuridad. Según lo que p
- Page 325 and 326: cuerpo entre sueños durante kilóm
- Page 327 and 328: LOS AMADOS MUERTOS H. P. Lovecraft
- Page 329 and 330: hurtarme a sus cáusticas condenas
- Page 331 and 332: eemplazarlo por la carga, infinitam
- Page 333 and 334: subrepticiamente por las tenebrosas
- Page 335 and 336: puñado de casas ocupadas, aunque e
- Page 337: idólatras plegarias debían haber
- Page 341 and 342: miraba a la infame Casa del Pirata,
- Page 343 and 344: oscuridad. Creí ver tres ojos llam
- Page 345 and 346: ilegible losa, y había hecho un co
- Page 347 and 348: lo largo de siglos, ¿por qué iba
- Page 349 and 350: muy poca cosa de lo que ocurrió ba
- Page 351 and 352: científicamente indescriptible. Ad
- Page 353 and 354: vieja y maldita que teníamos allí
- Page 355 and 356: ante la cual se encontraba permanec
- Page 357 and 358: habitaciones traseras situadas unos
- Page 359 and 360: abandonado. Cuanto más lo contempl
- Page 361 and 362: La iglesia se encontraba en un avan
- Page 363 and 364: se cerraron de golpe, y una mujer g
- Page 365 and 366: horror, ya que los títulos de aque
- Page 367 and 368: pintada de negro, casi enteramente
- Page 369 and 370: la luz. Rehuye la luz suave y desap
- Page 371 and 372: través de ella; algo que le seguir
- Page 373 and 374: iluminación de las calles constitu
- Page 375 and 376: desconocido visitante la había hec
- Page 377 and 378: haberse establecido entre él y aqu
- Page 379 and 380: y haciendo anotaciones horribles en
- Page 381 and 382: caído era la celosía de la ventan
- Page 383 and 384: escribiendo frenéticamente hasta e
- Page 385 and 386: grandes precauciones. Tan extraños
- Page 387 and 388: hombre no se rió, simplemente escu
<strong>en</strong>contraría <strong>en</strong> el cem<strong>en</strong>terio donde había <strong>en</strong>terrado a mis padres años atrás.<br />
Mi única esperanza, lo sabía, residía <strong>en</strong> alcanzar esta meta antes de ser<br />
capturado. Con un sil<strong>en</strong>cioso ruego a los demonios que dominaban mi<br />
destino, me volví <strong>en</strong>caminando mis pasos <strong>en</strong> la dirección de mi último<br />
baluarte.<br />
¡Dios! ¿Pued<strong>en</strong> haber pasado escasas doce horas desde que partí<br />
hacia mi espectral santuario? He vivido una eternidad <strong>en</strong> cada pesada hora.<br />
Pero he alcanzado una espléndida re<strong>com</strong>p<strong>en</strong>sa ¡El nocivo aroma de este<br />
descuidado paraje es <strong>com</strong>o inci<strong>en</strong>so para mi doli<strong>en</strong>te alma!<br />
Los primeros reflejos del alba clarean <strong>en</strong> el horizonte. ¡Vi<strong>en</strong><strong>en</strong>!<br />
¡Mis agudos oídos captan el todavía lejano aullido de los perros! Es<br />
cuestión de minutos que me <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> y me apart<strong>en</strong> para siempre del resto<br />
del mundo, ¡para perder mis días <strong>en</strong> anhelos desesperados, hasta que al<br />
final sea uno con los muertos que amo!<br />
¡No me cogerán! ¡Hay una puerta de escape abierta! Una elección<br />
de cobarde, quizás, pero mejor - mucho mejor - que los interminables<br />
meses de indescriptible miseria. Dejaré esta relación tras de mí para que<br />
algún alma pueda quizás <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der por qué hice lo que hice.<br />
¡La navaja de afeitar! Aguardaba olvidada <strong>en</strong> mi bolsillo desde mi<br />
huida de Bayboro. Su hoja <strong>en</strong>sangr<strong>en</strong>tada reluce extrañam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la<br />
m<strong>en</strong>guante luz de la angosta luna. Un rápido tajo <strong>en</strong> mi muñeca izquierda y<br />
la liberación está asegurada... cálida, la sangre fresca traza grotescos<br />
dibujos sobre las car<strong>com</strong>idas y decrépitas lápidas... hordas fantasmales se<br />
apiñan sobre las tumbas <strong>en</strong> des<strong>com</strong>posición... dedos espectrales me llaman<br />
por señas... etéreos fragm<strong>en</strong>tos de melodías no escritas <strong>en</strong> celestial<br />
cresc<strong>en</strong>do... distantes estrellas danzan embriagadoram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> demoníaco<br />
a<strong>com</strong>pañami<strong>en</strong>to... un millar de diminutos martillos bat<strong>en</strong> espantosas<br />
disonancias sobre yunques <strong>en</strong> el interior de mi caótico cerebro... fantasmas<br />
grises de asesinados espíritus desfilan ante mí <strong>en</strong> sil<strong>en</strong>ciosa burla...<br />
339