H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com

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Buddai, el viejo gigante que duerme desde hace siglos bajo tierra, con la cabeza recostada en su brazo, y que algún día despertará y devorará el mundo. Existen antiquísimos y semiolvidados relatos de enormes chozas subterráneas hechas con grandes piedras, con pasadizos que bajan y bajan, en las cuales han sucedido cosas horribles. Los indígenas afirman que, hace mucho, algunos guerreros, huyendo tras una batalla, bajaron por uno de esos pasadizos y no regresaron nunca, pero que en cuanto los guerreros bajaron, comenzaron a soplar vientos terribles procedentes de aquel lugar. Sin embargo, los relatos de los nativos no son dignos de gran confianza. Pero tengo que contarle algo más. Hace dos años, cuando estaba buscando nuevas vetas de mineral a unos ochocientos kilómetros al este en el desierto, llegué hasta un grupo de raras piedras labradas de un tamaño aproximado de un metro de alto por unos sesenta centímetros de ancho y otros tantos de grosor, muy afectadas por su exposición a los elementos. Al principio no vi ninguna de las marcas que los nativos indicaran, pero cuando las examiné con mayor detenimiento pude distinguir algunas líneas profundas cinceladas en sus superficies, discernibles aún pese a la intensa erosión. Había peculiares curvas, como las que describieron los indígenas. Calculo que en total habría unos treinta o cuarenta bloques, algunos casi enterrados en la arena, y todos dentro de un círculo de quizá medio kilómetro de diámetro. Tras descubrir los primeros, busqué más, efectuando un minucioso reconocimiento del terreno con mis instrumentos. También tomé fotos de diez o doce de los bloques más característicos, de las cuales le adjunto copias. Entregué un informe ilustrado con fotografías a las autoridades de Perth, pero hasta la fecha no se ha hecho nada con respecto al asunto. 286

Entonces conocí al doctor Boyle, que había leído sus artículos en el Joumal of the American Psychological Society, y cierto día mencioné las piedras. Se mostró enormemente interesado y se emocionó mucho cuando le enseñé las fotografías, afirmando el buen doctor que las piedras y las señales eran idénticas a las piezas de cantería que vio usted en sus sueños y que aparecían descritas en las leyendas. Su intención era escribirle, pero diversos retrasos se lo han impedido. Mientras, me envió la mayor parte de las revistas que contienen los artículos de usted, y de inmediato vi, gracias a los dibujos y descripciones, que mis piedras son de la especie por usted mencionada. Puede comprobarlo si examina las fotos incluidas. Posteriormente tendrá noticias directas gracias al doctor Boyle. Comprendo ahora lo importante que será para usted todo esto. Sin duda nos enfrentamos a los restos de una civilización desconocida más vieja de lo que cualquiera hubiese podido imaginar, una civilización que sirve de base a sus leyendas. Como ingeniero de minas poseo algunos conocimientos de geología y puedo asegurarle que esos bloques son tan antiguos que hasta me asustan. En su mayoría están compuestos por granito y piedra arenisca, aunque hay uno que, estoy casi seguro, ha sido fabricado con una rara especie de cemento u hormigón. Presentan señales de erosión por las aguas, como si esta parte del mundo hubiera estado sumergida y hubiera vuelto a salir a la superficie tras largos siglos; es decir, después de que fabricaran y usaran los bloques debió de producirse el cataclismo y la posterior inundación. Todo en cuestión de centenares de millares de años.... únicamente el cielo sabrá cuantos con exactitud. No me agrada pensar en ese detalle. En vista de su diligente trabajo anterior al seguir el rastro de las leyendas y de todo lo relacionado con ellas, no dudo de que querrá dirigir 287

Buddai, el viejo gigante que duerme desde hace siglos bajo tierra, con la<br />

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mundo.<br />

Exist<strong>en</strong> antiquísimos y semiolvidados relatos de <strong>en</strong>ormes chozas<br />

subterráneas hechas con grandes piedras, con pasadizos que bajan y<br />

bajan, <strong>en</strong> las cuales han sucedido cosas horribles. Los indíg<strong>en</strong>as afirman<br />

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por uno de esos pasadizos y no regresaron nunca, pero que <strong>en</strong> cuanto los<br />

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Pero t<strong>en</strong>go que contarle algo más. Hace dos años, cuando estaba<br />

buscando nuevas vetas de mineral a unos ochoci<strong>en</strong>tos kilómetros al este <strong>en</strong><br />

el desierto, llegué hasta un grupo de raras piedras labradas de un tamaño<br />

aproximado de un metro de alto por unos ses<strong>en</strong>ta c<strong>en</strong>tímetros de ancho y<br />

otros tantos de grosor, muy afectadas por su exposición a los elem<strong>en</strong>tos.<br />

Al principio no vi ninguna de las marcas que los nativos indicaran,<br />

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Tras descubrir los primeros, busqué más, efectuando un minucioso<br />

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Entregué un informe ilustrado con fotografías a las autoridades de<br />

Perth, pero hasta la fecha no se ha hecho nada con respecto al asunto.<br />

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