H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
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La acción celular poseía una cualidad única que casi excluía la fatiga y eliminaba por completo la necesidad del sueño. La nutrición, asimilada a través de los apéndices rojos de uno de los grandes miembros flexibles, era siempre semifluida y, en múltiples aspectos, totalmente diferente al género de alimentación de los animales existentes. Los seres sólo tenían dos de los sentidos corporales que conocemos nosotros: la vista y el oído, este último centralizado en los apéndices semejantes a flores de tallos grises de la parte superior de sus cabezas. Pero poseían otros muchos sentidos, aunque no utilizables, sin embargo, por las mentes cautivas extrañas a su raza que habitaban en sus cuerpos. Tenían situados sus tres ojos de forma que les daban un campo de visión superior en amplitud al normal. La sangre era una especie de espesísimo líquido seroso verde oscuro. Carecían de sexo, pero se reproducían mediante semillas o esporas que se apiñaban en sus bases y que sólo podían germinar bajo el agua. Para criar a sus retoños disponían de grandes tanques de poca profundidad, aunque en poco número dada la longevidad de los individuos, que alcanzaban por lo común los cuatro o cinco mil años de vida. Los individuos con marcados defectos constitutivos eran sacrificados con presteza nada más manifestarse sus anormalidades. A falta de sentido del tacto y de dolor físico, se diagnosticaban las enfermedades y la proximidad de la muerte mediante síntomas visuales. Los difuntos se incineraban con un solemne ceremonial. De vez en cuando, como ya mencioné antes, algún intelecto agudo escapaba a la muerte gracias a la proyección en el tiempo; pero tales casos no abundaban. Cuando se producía uno de estos casos, la mente exiliada del futuro era tratada con la máxima amabilidad, hasta la disolución de su poco normal «inquilinato». La Gran Raza parecía formar una sola nación o liga, muy unida, con 278
la mayoría de las instituciones en común, aunque hubiera cuatro divisiones o clases perfectamente definidas. El sistema político-económico de cada unidad era una especie de socialismo fascista, con la mayor parte de los recursos distribuidos de manera racional y con el poder delegado a una pequeña junta de gobierno elegida por los votos de quienes eran capaces de sobrepasar ciertas pruebas psicológicas y educacionales. La célula familiar no tenía un alcance desmesurado, aunque se reconocieran los lazos existentes entre personas de ascendencia común y los jóvenes fueran criados generalmente por sus padres. Los parecidos con actitudes e instituciones humanas eran, por supuesto, más marcados en aquellos campos donde se requería la existencia de elementos individuales o donde, por otra parte, hubiera un predominio de los impulsos básicos y no especializados comunes a toda clase de vida orgánica. Otros parecidos o similaridades procedían de la adopción consciente efectuada por la Gran Raza que, al sondear el futuro, copiaba lo que le interesaba. La industria, muy mecanizada, ocupaba poco tiempo del disponible por cada individuo; y los abundantes espacios de ocio se llenaban con diversas clases de actividades intelectuales y estéticas. Las ciencias alcanzaron un increíble nivel de desarrollo y el arte constituía una parte vital de la existencia, aunque en el período de mis sueños había ya sobrepasado lo que pudiera llamarse su «edad de oro». El constante forcejeo por la supervivencia y el mantenimiento de la textura física de las grandes ciudades, amenazada por los - prodigiosos seismos geológicos de aquella primitiva era terrestre, hizo que la tecnología poseyera enormes estímulos. El crimen era sorprendentemente escaso y se reprimía gracias a una eficacísima policía. Los castigos iban desde la privación de privilegios hasta la cadena perpetua o la extirpación de las emociones mayores, y 279
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La acción celular poseía una cualidad única que casi excluía la<br />
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Los seres sólo t<strong>en</strong>ían dos de los s<strong>en</strong>tidos corporales que conocemos<br />
nosotros: la vista y el oído, este último c<strong>en</strong>tralizado <strong>en</strong> los apéndices<br />
semejantes a flores de tallos grises de la parte superior de sus cabezas. Pero<br />
poseían otros muchos s<strong>en</strong>tidos, aunque no utilizables, sin embargo, por las<br />
m<strong>en</strong>tes cautivas extrañas a su raza que habitaban <strong>en</strong> sus cuerpos. T<strong>en</strong>ían<br />
situados sus tres ojos de forma que les daban un campo de visión superior<br />
<strong>en</strong> amplitud al normal. La sangre era una especie de espesísimo líquido<br />
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Carecían de sexo, pero se reproducían mediante semillas o esporas<br />
que se apiñaban <strong>en</strong> sus bases y que sólo podían germinar bajo el agua. Para<br />
criar a sus retoños disponían de grandes tanques de poca profundidad,<br />
aunque <strong>en</strong> poco número dada la longevidad de los individuos, que<br />
alcanzaban por lo <strong>com</strong>ún los cuatro o cinco mil años de vida.<br />
Los individuos con marcados defectos constitutivos eran<br />
sacrificados con presteza nada más manifestarse sus anormalidades. A falta<br />
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la proximidad de la muerte mediante síntomas visuales.<br />
Los difuntos se incineraban con un solemne ceremonial. De vez <strong>en</strong><br />
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Cuando se producía uno de estos casos, la m<strong>en</strong>te exiliada del futuro era<br />
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La Gran Raza parecía formar una sola nación o liga, muy unida, con<br />
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