H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
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formaban parte del caudal cultural folclórico de los teósofos modernos. El mito primitivo y las quimeras modernas se unificaban al asumir que la humanidad es solo una - quizá la más insignificante - de las razas dominantes y en extremo evolucionadas que ha habido en la larga y desconocida carrera de nuestro planeta. Ambas implicaban que cosas de formas inconcebibles habían erigido torres hasta el cielo y hurgado en cada secreto de la naturaleza antes de que el primer antepasado anfibio del hombre hubiese salido del cálido mar hace trescientos millones de años. Algunas de estas «cosas» habían venido de las estrellas; unas cuantas eran tan viejas como el propio cosmos; otras se habían desarrollado con rapidez a partir de gérmenes terrestres tan distantes en el pasado de los primeros gérmenes de nuestro ciclo vital como estos gérmenes antecesores lo están con respecto a nosotros mismos. El transcurrir de millares de millones de años y las relaciones con otras galaxias y universos se mencionaban como datos característicos. En realidad, la noción «tiempo», tal y como la concibe la mente humana, no existe. Pero la mayoría de los relatos e impresiones se referían a una raza relativamente reciente, de forma singular e intrínseca, que no se parecía a ninguna forma viva conocida por la ciencia, que existió hasta sólo cincuenta millones de años antes de la aparición del hombre. Ésta, indicaban, fue la raza más grande de todas porque había sido la única que conquistó el secreto del tiempo. Aprendió todas las cosas que se supieron o llegarán a saberse en la Tierra, gracias a la facultad que poseían sus mentes más agudas de proyectarse en el pasado y el futuro, incluso atravesando abismos de millones de años, para estudiar el caudal cultural de cada época. De los logros de esta raza surgieron todas las leyendas, incluyendo las de la mitología humana. En sus enormes bibliotecas había volúmenes de textos e 260
ilustraciones que contenían los anales completos de la Tierra, historias y descripciones de cuantas especies han existido o existirán, con detallados historiales de sus artes, logros, idiomas y psicologías. Con este conocimiento que abarcaba eones, la Gran Raza eligió de cada era y forma de vida cuantos pensamientos, artes y procesos convinieran a su propia naturaleza y situación. El conocimiento del pasado, obtenido por una especie de proyección mental extrasensorial, era más difícil de cosechar que el conocimiento del futuro. En este último caso, el camino resultaba más fácil y material. Con la adecuada ayuda mecánica, una mente se proyectaba hacia adelante, en el tiempo, tanteando su impreciso camino extrasensorial hasta que desembocaba en el período deseado. Luego, tras una serie de pruebas preliminares, se apoderaba del mejor. Penetraba en el cerebro del organismo e instalaba sus propias vibraciones, mientras que la mente desplazada se veía obligada a retroceder hasta el período del desplazante y a permanecer en el cuerpo de este último hasta que se iniciaba el proceso inverso. El intelecto proyectado dentro del cuerpo del organismo del futuro se hacía pasar por miembro de la raza cuya forma externa utilizaba, y asimilaba lo más rápido posible todo cuanto hubiera que aprender en la era elegida, junto con el conjunto de información y las técnicas. Mientras, la mente desplazada, obligada a retroceder hasta la época del desplazante y habitando en el cuerpo de éste, quedaba celosamente guardaba. Se le impedía que causara daño alguno al cuerpo en que se alojaba, y se le extraían todos sus conocimientos mediante expertos interrogadores. A menudo las preguntas se le hacían en su propio idioma, siempre y cuando, claro está, las investigaciones previas en el futuro hubiesen traído registros de ese lenguaje. Si el intelecto procedía de un cuerpo cuyo idioma no pudiera 261
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El mito primitivo y las quimeras modernas se unificaban al asumir<br />
que la humanidad es solo una - quizá la más insignificante - de las razas<br />
dominantes y <strong>en</strong> extremo evolucionadas que ha habido <strong>en</strong> la larga y<br />
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secreto de la naturaleza antes de que el primer antepasado anfibio del<br />
hombre hubiese salido del cálido mar hace tresci<strong>en</strong>tos millones de años.<br />
Algunas de estas «cosas» habían v<strong>en</strong>ido de las estrellas; unas<br />
cuantas eran tan viejas <strong>com</strong>o el propio cosmos; otras se habían desarrollado<br />
con rapidez a partir de gérm<strong>en</strong>es terrestres tan distantes <strong>en</strong> el pasado de los<br />
primeros gérm<strong>en</strong>es de nuestro ciclo vital <strong>com</strong>o estos gérm<strong>en</strong>es antecesores<br />
lo están con respecto a nosotros mismos. El transcurrir de millares de<br />
millones de años y las relaciones con otras galaxias y universos se<br />
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tal y <strong>com</strong>o la concibe la m<strong>en</strong>te humana, no existe.<br />
Pero la mayoría de los relatos e impresiones se referían a una raza<br />
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ninguna forma viva conocida por la ci<strong>en</strong>cia, que existió hasta sólo<br />
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conquistó el secreto del tiempo.<br />
Apr<strong>en</strong>dió todas las cosas que se supieron o llegarán a saberse <strong>en</strong> la<br />
Tierra, gracias a la facultad que poseían sus m<strong>en</strong>tes más agudas de<br />
proyectarse <strong>en</strong> el pasado y el futuro, incluso atravesando abismos de<br />
millones de años, para estudiar el caudal cultural de cada época. De los<br />
logros de esta raza surgieron todas las ley<strong>en</strong>das, incluy<strong>en</strong>do las de la<br />
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En sus <strong>en</strong>ormes bibliotecas había volúm<strong>en</strong>es de textos e<br />
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