H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com H. P. Lovecraft = Lovecraftiana 3 - cuentos en ... - GutenScape.com
mucho más profundas de lo que creía, y lo auténticamente inesperado de esta vivencia angustiosa me la hacía más estremecedora. No pude comer, preguntándome qué pasaba en la Hoya de las Brujas, qué mantenía a la familia tan sólidamente unida, qué la ataba a aquel paraje, y qué sofocaba en un muchacho prometedor como Andrew Potter incluso el más fugaz deseo de abandonar aquel valle sombrío y salir a un mundo más luminoso y alegre. Durante la mayor parte de la noche estuve dando vueltas sin poderme dormir, lleno de temores innominados e inexplicables; y cuando por último me dormí, mi sueño se vio invadido de pesadillas espantosas, en las que se me representaban unos seres infinitamente ajenos a toda humana fantasía y tenían lugar hechos horrendos. Cuando me desperté, a la mañana siguiente, experimenté la sensación de haber rozado un mundo totalmente extraño al de los hombres. Llegué a la escuela por la mañana temprano, pero Wilbur Dunlock estaba ya allí. Sus ojos me miraron con triste reproche. No comprendí lo que había sucedido para provocar esa actitud en un alumno normalmente tan servicial. - No debía haberle dicho a Andrew Potter que habíamos hablado de él - dijo con una especie de desdichada resignación. - No lo hice, Wilbur. - Lo que sé es que yo no fui; de modo que tiene que haber sido usted - dijo, y añadió - Esta noche han muerto seis de nuestras vacas. Se les ha hundido encima el cobertizo donde estaban. seguida. De momento me quedé tan aturdido que no pude replicar. - Algún golpe de viento repentino... - comencé, pero me cortó en - No ha hecho viento esta noche, señor Williams. Y las vacas estaban aplastadas. 120
exclamé. - No pensarás que los Potter tienen nada que ver con eso, Wilbur - Me lanzó una mirada de paciencia, como a veces mira quien sabe a quien debería saber pero no comprende y no dijo nada. Esta noticia me pareció aún más alarmante que la experiencia de la tarde anterior. Por lo menos Wilbur estaba convencido de que había una relación entre nuestra conversación sobre la familia Potter y la pérdida de la media docena de vacas. Y estaba tan hondamente convencido de ello, que de antemano se veía que nada en el mundo podría disuadirle. Cuando entró Adrew Potter, traté inútilmente de descubrir en él algún cambio desde la última vez que le vi. Mal que peor, concluí aquella jornada de clase. Inmediatamente después de terminar, me marché apresuradamente a Arkham y me dirigí a las oficinas de la Gazette, cuyo redactor jefe, como miembro del Consejo de Educación del Distrito, se había portado muy amablemente conmigo ayudándome a encontrar alojamiento. Era un hombre de casi setenta años y tal vez podría ayudarme en mis indagaciones.. Mi cara debía reflejar el estado de agitación que sentía porque, nada más entrar, levantó las cejas y dijo: - ¿Qué le pasa, señor Williams? Traté de disimular, toda vez que nada en concreto podía exponer, y visto a la fría luz del día, lo que tenía que contar parecería locura a cualquier persona sensata. Dije solamente: - Me gustaría saber algo sobre la familia de los Potter, que vive en la Hoya de las Brujas, al oeste de la escuela. Me lanzó una mirada enigmática. - ¿No ha oído hablar nunca del viejo Hechicero Potter? - preguntó, y antes de que pudiera contestar, prosiguió -. No, naturalmente. Usted es de Brattleboro. Difícilmente podría esperarse que los de Vermont se enteraran 121
- Page 69 and 70: anochecer) y Others who returned (O
- Page 71 and 72: aun´que al final la novela declina
- Page 73 and 74: Dupin y Sherlock Holmes y pariente
- Page 75 and 76: modernos, por su perfecta consisten
- Page 77 and 78: osques de una manera inexplicable.
- Page 79 and 80: lanco resplandor, centro y origen d
- Page 81 and 82: temperatura, han transformado accid
- Page 83 and 84: diferencia entre las imágenes form
- Page 85 and 86: hombre lobo, pero está debilitado
- Page 87 and 88: pedestales. Se les menciona haber v
- Page 89 and 90: peso de las tradiciones, James prov
- Page 91 and 92: otro muerto con el rostro chupado h
- Page 93 and 94: una grotesca escultura adquiere cur
- Page 95 and 96: leyes naturales, de la alienación
- Page 97 and 98: episodios completos-, conservando e
- Page 99 and 100: la extraña realidad de lo irreal.
- Page 101 and 102: simpatía, ya que su sola presencia
- Page 103 and 104: conversación tenía lugar por la n
- Page 105 and 106: entender que no pensaba volver a ve
- Page 107 and 108: aprensiones volvieron por culpa de
- Page 109 and 110: sentado flácido e inmóvil. - Cre
- Page 111 and 112: prisa. Pero el viejo se levantó d
- Page 113 and 114: - Yo te acompañaré, chico - dijo
- Page 115 and 116: llegaban a captar, y reaccionaba ex
- Page 117 and 118: adentrábamos, más sombrío se vol
- Page 119: En su voz había una nota de amenaz
- Page 123 and 124: - Dígale que le facilite ese libro
- Page 125 and 126: por ayudar a mi alumno. - Si hubies
- Page 127 and 128: entre sombrías colinas. Pero aunqu
- Page 129 and 130: posesión de la solitaria granja de
- Page 131 and 132: Era una masa amorfa, increíble, pa
- Page 133 and 134: Ya no quedaba nadie: mamá, el abue
- Page 135 and 136: severas como recordaba que había s
- Page 137 and 138: Dunwich. Se dirigió a la habitaci
- Page 139 and 140: abrió con un chirrido. Alzó la l
- Page 141 and 142: ululares de gargantas muy distintas
- Page 143 and 144: - Ahora, si me traes una silla, me
- Page 145 and 146: en Dunwich lo oyó, pero nadie fue
- Page 147 and 148: que había estado allí - a excepci
- Page 149 and 150: fuertes jóvenes para efectuar la d
- Page 151 and 152: Miró algunas otras cartas - factur
- Page 153 and 154: habitación de la tía Sarah se hab
- Page 155 and 156: en los ojos de Tobías. Abner leyó
- Page 157 and 158: Un ser en el que todas esas caracte
- Page 159 and 160: diferencia en el color de la tinta,
- Page 161 and 162: aún su pie!» «Lunes. Esta vez Ho
- Page 163 and 164: algún apartado relacionado con Dun
- Page 165 and 166: ecientes sucesos. Sin embargo, por
- Page 167 and 168: derivaban los hechos que se present
- Page 169 and 170: oídos. Se alejó de la pared. Casi
exclamé.<br />
- No p<strong>en</strong>sarás que los Potter ti<strong>en</strong><strong>en</strong> nada que ver con eso, Wilbur -<br />
Me lanzó una mirada de paci<strong>en</strong>cia, <strong>com</strong>o a veces mira qui<strong>en</strong> sabe a<br />
qui<strong>en</strong> debería saber pero no <strong>com</strong>pr<strong>en</strong>de y no dijo nada.<br />
Esta noticia me pareció aún más alarmante que la experi<strong>en</strong>cia de la<br />
tarde anterior. Por lo m<strong>en</strong>os Wilbur estaba conv<strong>en</strong>cido de que había una<br />
relación <strong>en</strong>tre nuestra conversación sobre la familia Potter y la pérdida de<br />
la media doc<strong>en</strong>a de vacas. Y estaba tan hondam<strong>en</strong>te conv<strong>en</strong>cido de ello,<br />
que de antemano se veía que nada <strong>en</strong> el mundo podría disuadirle.<br />
Cuando <strong>en</strong>tró Adrew Potter, traté inútilm<strong>en</strong>te de descubrir <strong>en</strong> él<br />
algún cambio desde la última vez que le vi.<br />
Mal que peor, concluí aquella jornada de clase. Inmediatam<strong>en</strong>te<br />
después de terminar, me marché apresuradam<strong>en</strong>te a Arkham y me dirigí a<br />
las oficinas de la Gazette, cuyo redactor jefe, <strong>com</strong>o miembro del Consejo<br />
de Educación del Distrito, se había portado muy amablem<strong>en</strong>te conmigo<br />
ayudándome a <strong>en</strong>contrar alojami<strong>en</strong>to. Era un hombre de casi set<strong>en</strong>ta años y<br />
tal vez podría ayudarme <strong>en</strong> mis indagaciones..<br />
Mi cara debía reflejar el estado de agitación que s<strong>en</strong>tía porque, nada<br />
más <strong>en</strong>trar, levantó las cejas y dijo:<br />
- ¿Qué le pasa, señor Williams?<br />
Traté de disimular, toda vez que nada <strong>en</strong> concreto podía exponer, y<br />
visto a la fría luz del día, lo que t<strong>en</strong>ía que contar parecería locura a<br />
cualquier persona s<strong>en</strong>sata. Dije solam<strong>en</strong>te:<br />
- Me gustaría saber algo sobre la familia de los Potter, que vive <strong>en</strong><br />
la Hoya de las Brujas, al oeste de la escuela.<br />
Me lanzó una mirada <strong>en</strong>igmática.<br />
- ¿No ha oído hablar nunca del viejo Hechicero Potter? - preguntó,<br />
y antes de que pudiera contestar, prosiguió -. No, naturalm<strong>en</strong>te. Usted es de<br />
Brattleboro. Difícilm<strong>en</strong>te podría esperarse que los de Vermont se <strong>en</strong>teraran<br />
121