Tú, tu vida y tus sueños: - HIV/AIDS Clearinghouse

La violencia y la prevención de la violencia sexual
• Caricias no deseadas, propuestas sexuales repetidas o propuestas indecentes.
• Exhibición de genitales o de senos, o gestos con contenido sexual cuya finalidad es incomodar a
la otra persona.
El acoso sexual puede ocurrir en casi cualquier lugar: en la escuela, el trabajo, la calle, el mercado,
la iglesia, el hogar, en el bus u en otro medio de transporte público, etc. Los acosadores sexuales
pueden ser desconocidos o personas que conocemos (como un maestro, vecino, familiar o
compañero de trabajo, etc.).
Esto hace que, en algunas ocasiones, sea difícil detectar que estamos viviendo una situación
de acoso. Por ejemplo, si el acoso proviene de un familiar muy cercano, que siempre se había
comportado con ternura, puede ser complicado afrontar que esta persona ha cambiado y que nos
está acosando. Aunque alguna situación te haya hecho sentir incómodo, puedes pensar que la
persona te tocó por equivocación o que sólo trataba de ser amable y que nunca volverá a ocurrir.
La mejor solución en estos casos es hablar de frente y demostrarle a la persona que esa situación te
hizo sentir mal y que no permitirás que pase nuevamente. Si no puedes manejar la situación por ti
mismo, es aconsejable que busques ayuda de otra persona cercana o en un centro juvenil.
El acoso sexual es un problema serio y una vulneración a tu derecho a la seguridad y a una vida libre
de violencia. Las palabras y gestos por sí solos pueden afectar tu autoestima. Pueden hacerte sentir
vergüenza o incomodidad, y pueden asustarte.
Sentir miedo ante el acoso sexual es natural. Este sentimiento es tu propio instinto pidiéndote que
tengas cuidado. Las personas que hacen comentarios sexuales desagradables obviamente no se
preocupan por tus sentimientos. No les importa si te hieren. El acoso sexual puede ser una indicación
de cosas peores por venir, a no ser que las prevengas.
Las mejores maneras de manejar una situación de acoso sexual son las siguientes:
• Enfréntate directamente a la persona y pídele que deje inmediatamente de portarse de
manera abusiva. A lo largo de la discusión, trata de no demostrar miedo. Manéjate con calma
y confianza. Si la relación de fuerza entre tú y la persona que te acosa es desigual, busca a otra
persona que tenga autoridad e influencia sobre la persona que te molesta para que te apoye.
• Habla con alguien. No te quedes callado. Habla con una persona mayor de confianza, un
familiar, un consejero o una maestra. Pídeles que te ayuden a solucionar la situación.
• No te culpes. Recuerda que nadie tiene derecho a acosarte por tu apariencia, tu forma de vestir
o tu comportamiento sexual.
• En última instancia, evita a la persona que te acosa. Por ejemplo, si hay alguien que te molesta
en el camino hacia la escuela, intenta cambiar de ruta o de horario.
Si todos tus esfuerzos fracasan, informa del problema a una autoridad superior: la administración
del colegio, la dirección de la empresa, el sindicato, la policía, etc. También puedes pedir ayuda
a organizaciones especializadas en prevención y atención de los casos de acoso y violencia. Estas
te brindarán el apoyo emocional que necesites y te puede sugerir estrategias para evitar estas
situaciones.
4. EL ABUSO SEXUAL
Cualquier actividad sexual entre dos personas, que se dé sin el consentimiento de una de las dos, es
un abuso sexual. La actividad sexual no consentida puede ser una caricia o un gesto; un manoseo de
los senos o los genitales, o incluso el acto sexual. El no consentimiento de ese acto, por más pequeño
que sea, es lo que lo convierte en un abuso sexual.
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