LES ARTS FLoRiSSAnTS PAUL AGnEW - Blog del Auditorio Miguel ...

epresentando así el estilo narrativo
y primera persona del texto; o la
recitación en el registro grave de Ecco
mormorar l’onde, que contrasta con el
ascenso al registro agudo en el verso “A
l’aura matutina”; los melódicos adornos
–madrigalismos– en este mismo poema
sobre “cantar” y “rider”, o el juego de
paralelismo melódico que establece
al repetir la misma frase en “Ecco già
l’alba appare” y “o bella e vagh’aurora”,
recreando además ritmos de danza; las
disonancias sobre “Crudel” y “doler”
en el madrigal Crudel, perché mi fuggi?... son
algunos de los gestos musicales con que
Monteverdi ilustra estas obras. Entre
todos estos madrigales llama la atención
Cantai un tempo, escrito en un arcaico
estilo motetístico, con exuberantes
melismas y flujo ininterrumpido de las
voces. Tal vez Monteverdi consideró
que era el estilo más apropiado para
un texto “antiguo”, del poeta Pietro
Bembo –1470-1547–, escrito casi cien
años antes que su música, o tal vez lo
eligió como el modo más adecuado para
expresar ese canto de un lejano pasado
al que se refiere el primer verso. De la
comparación de esta obra con el resto
de madrigales de la colección, resultan
evidentes las sutilezas del lenguaje
musical de un Monteverdi de sólo
veintidós años que empieza a dar las
primeras muestras de su genialidad.
© Águeda Pedrero-Encabo