ECCLESIA IN AMERICA
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Una comunión más intensa entre las Iglesias particulares<br />
37. La Asamblea especial para América del Sínodo de los Obispos, la primera en la historia<br />
que ha reunido a Obispos de todo el Continente, ha sido percibida por todos como una<br />
gracia especial del Señor a la Iglesia que peregrina en América. Esta Asamblea ha reforzado<br />
la comunión que debe existir entre las Comunidades eclesiales del Continente, haciendo<br />
ver a todos la necesidad de incrementarla ulteriormente. Las experiencias de comunión<br />
episcopal, frecuentes sobre todo después del Concilio Vaticano II por la consolidación y<br />
difusión de las Conferencias Episcopales, deben entenderse como encuentros con Cristo<br />
vivo, presente en los hermanos que están reunidos en su nombre (Cf. Mt 18, 20).<br />
La experiencia sinodal ha enseñado también las riquezas de una comunión que se extiende<br />
más allá de los límites de cada Conferencia Episcopal. Aunque ya existen formas de diálogo<br />
que superan tales confines, los Padres sinodales sugieren la conveniencia de fortalecer las<br />
reuniones interamericanas, promovidas ya por las Conferencias Episcopales de las diversas<br />
Naciones americanas, como expresión de solidaridad efectiva y lugar de encuentro y de<br />
estudio de los desafíos comunes para la evangelización de América. (122) Será igualmente<br />
oportuno definir con exactitud el carácter de tales encuentros, de modo que lleguen a ser,<br />
cada vez más, expresión de comunión entre todos los Pastores. Aparte de estas reuniones<br />
más amplias, puede ser útil, cuando las circunstancias lo requieran, crear comisiones<br />
específicas para profundizar los temas comunes que afectan a toda América. Campos en los<br />
que parece especialmente necesario “que se dé un impulso a la cooperación, son las<br />
comunicaciones pastorales mutuas, la cooperación misional, la educación, las migraciones,<br />
el ecumenismo”. (123)<br />
Los Obispos, que tienen el deber de impulsar la comunión entre las Iglesias particulares,<br />
alentarán a los fieles a vivir más intensamente la dimensión comunitaria, asumiendo “la<br />
responsabilidad de desarrollar los lazos de comunión con las Iglesias locales en otras partes<br />
de América por la educación, la mutua comunicación, la unión fraterna entre parroquias y<br />
diócesis, planes de cooperación, y defensas unidas en temas de mayor importancia, sobre<br />
todo los que afectan a los pobres”. (124)<br />
Comunión fraterna con las Iglesias católicas orientales<br />
38. El fenómeno reciente de la implantación y desarrollo en América de Iglesias<br />
particulares católicas orientales, dotadas de jerarquía propia, ha merecido una especial<br />
atención por parte de algunos Padres sinodales. Un sincero deseo de abrazar cordial y<br />
eficazmente a estos hermanos en la fe y en la comunión jerárquica bajo el Sucesor de<br />
Pedro, ha llevado a la Asamblea sinodal a proponer sugerencias concretas de ayuda<br />
fraterna por parte de las Iglesias particulares latinas a las Iglesias católicas orientales<br />
existentes en el Continente. Así, por ejemplo, se propone que sacerdotes de rito latino,<br />
sobre todo de origen oriental, puedan ofrecer su colaboración litúrgica a las comunidades<br />
orientales carentes de un número suficiente de presbíteros. Igualmente, respecto a los<br />
edificios religiosos, los fieles orientales podrán usar, en los casos que sea conveniente, las<br />
iglesias de rito latino.