Obras completas Leyendas y cartas.pdf - Ataun
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«¡Guerreros! Las espadas de la tribu tienen sed; y la sed de las espadas se templa con sangre.» II «Allá van semejantes en...» Al llegar aquí, Pulo se incorpora y Siannah se detiene en su canto. -¿Por qué -exclama el príncipe- no escucho ahora las canciones de mi patria con el placer de otras veces? ¿Será que ya no alienta en mi pecho el corazón de un Dheli, o acaso que los himnos de guerra no se han hecho para que los recite una hermosa? XIV -Entona un canto de amor, uno de aquellos himnos que al son de los címbalos alzan las vírgenes cuando conducen a una joven esposa al pie de las aras. -Pulo... -Canta, no temas; yo dormiré tranquilo, arrullado por el eco de tu voz, el suspiro de la brisa y la música de las aguas. Siannah canta, su voz tiembla, su pecho se eleva acompasadamente como una ola que se hincha coronada de espuma.
LA VUELTA DEL COMBATE I «El combate ha terminado con el día, y el caudillo está ya en presencia de su adorada.» LA VIRGEN.- «Caudillo, reclina tu frente sobre mi seno, que quiero beber en ella el sudor y el polvo de la gloria.» EL CAUDILLO.- «Virgen, apoya tus labios entre los míos, que quiero beber en ellos la muerte en una copa de rubí.» II LA VIRGEN.- «¡Alma de la Creación! ¡hijo de Bermach!, ¡genio de las setenta alas!, ¡amor, divino amor!, desciende en brazos del misterio y de la noche a coronar con tu aureola a los que arden en tu llama.» EL CAUDILLO.- «¡Espíritu invisible!, ¡aliento del alma generosa! ¡esperanza del guerrero!, ¡amor, ardiente amor!, abandona un instante el alcázar de los dioses, para poner una guirnalda de rosas sobre la corona de laurel del caudillo.»
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LA VUELTA DEL COMBATE<br />
I<br />
«El combate ha terminado con el día, y el<br />
caudillo está ya en presencia de su adorada.»<br />
LA VIRGEN.- «Caudillo, reclina tu frente sobre<br />
mi seno, que quiero beber en ella el sudor y el<br />
polvo de la gloria.»<br />
EL CAUDILLO.- «Virgen, apoya tus labios<br />
entre los míos, que quiero beber en ellos la muerte<br />
en una copa de rubí.»<br />
II<br />
LA VIRGEN.- «¡Alma de la Creación! ¡hijo<br />
de Bermach!, ¡genio de las setenta alas!, ¡amor,<br />
divino amor!, desciende en brazos del misterio y de<br />
la noche a coronar con tu aureola a los que arden<br />
en tu llama.»<br />
EL CAUDILLO.- «¡Espíritu invisible!, ¡aliento<br />
del alma generosa! ¡esperanza del guerrero!, ¡amor,<br />
ardiente amor!, abandona un instante el alcázar de<br />
los dioses, para poner una guirnalda de rosas sobre<br />
la corona de laurel del caudillo.»