Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

Alencar presenta aqui no solo una leccion de la geogra-
fla, flora y fauna de la region, sino brinda un repaso
histSrico de las guerras entre los pitiguaras y los ta­
bajaras.
Durante estos viajes, Iracema le informo a Martim
que su sangre vivia en su cuerpe. El guerrero portu­
gues presento una actitud de serpresa, luego de alegria
y proclamo que no deseaba otra patria que la patria de
su hijo y de su corazon. Alencar habia depurade al jo­
ven guerrero al punto de que abrazaba con regocijo lo
que le rodeaba, y se alejaba de sus lazes eurepeos. Con
esta proclama, Martim, representande al portugues, acep-
taba a su hijo, el mameluco come heredero de su patria y
potestad. Al aceptar a su nueva patria, Martim tuve que
pasar a traves de la ceremonia de iniciacion que pasaban
todos los que aspiraban a ser hijos de Tupan. El autor
pinto con todo luje de detalles esta ceremonia, revi­
viendo esta tradicion indigena. Alencar le die asi
histericidad al relate y por eso al mameluco. La cere­
monia solo culmino el proceso depurative y purgative que
atraveso Martim para acogerse al ambiente del Nuevo Mun­
do.
La dicha que Iracema y Martim sentian no estaba des­
tinada a durar mucho tiempo. Mientras tanto, les holan­
deses, llamados tapuitingas, y los tabajaras se habian
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