Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

orilla.
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Jupira contemplo muda por algunos instantes el ca­
daver de su infeliz amante con los brazos cruzades, los
ojos en llamas, tragandose las lagrimas y los sellezes
para que nadie podria decir si eran de furor e de an­
gustia, de dolor e de terror, de remordimiento e de de­
sesperacion, porque eran de todo al mismo tiempe.
iEsta satisfecha conmige? Le pregunto el man­
cebo, mirandola con terror y desconfianza.
lOh.' IMuchc' IMuchoJ Le respendio con una
senrisa satanica, ahora puede entregarme mi daga.
tada.
Quirine, asombrado, le develvio la daga ensangren­
IBieni Podemos ahora dar sepultura a este pe­
brecito, dijo, apuntando hacia el medio del rie y en­
trande en la canoa.
Quirino la dirigio hacia el medio del rie.
IMire, joveni continue ella con los ojos fi­
jos en el cadaver; Ino era tan Undo mi Carlite.'. . .
I Oh.' I Mucho.'. . .Imuy Undo.'. . .quiere darle tedavia
un bese. . .no tenga celos, joven. . .es un ultimo adios
Jupira se incline sebre el cadaver que estaba de
bruces, ahogado en sangre, lo viro de lade y le cubrio
los labios y la cara de repetidos beses ardientes.
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