Copyrish.t by Ramon Magrans 1981
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salido al romper el dia. lAy de mi.' dijo ella en el mas extreme pe sar; 1Dios sabe le que habra pasado. . .Dies mieJ . . .IDies mie.'. . . lya sera tardeJ 168 De alll corriS inmediatamente al seminario, donde Carlite moraba. Un criado le dijo que habia salido muy temprano, y que no sabia para donde habia ide. lAyi IDies mie.' IDies mioi I QuS sera de Sli ... Idesgraciada de mi J salio la nifia exclamande la mayor consternacion, y de alll se fue corriende siempre a la casa de Genoveva. Esta y su hija acababan de lle gar de misa, y Jupira les pregunto si habian visto a Carlito. Estuve con nosetros hasta hace pece, le dijeren, en la misa de la madrugada y nes dije que de alll iba hacia Rio Verde a pasar el dia y a pescar con el senor Quirino, que estaba junto a el. Con esta noticia, la afliccion y la angustia de la muchacha aumentaren hasta el extreme que se cubrio de una palidez mortal, tambaleo, y le fue precise recestar- se contra la pared para ne irse al suele. iPara quS lade fueron ellos? ella pregunto 258 todavia con aire tan inquiete y perturbade, que serpren- die a las dos mujeres.
169 Fueron para el lado de Olaria, respondio Ge noveva; imas quS tienes, mi hija, que estis tan asus tada?. . .ipaso alguna cosa?. . , Sin responder nada, al gran espanto de las dos mu jeres, Jupira se puso afuera de un salto y alll se fue a correr para el lade de Olaria, que distaba de alll casi media legua. Se dirigio hacia el remanso, donde esperaba encon- trarles, penetro por el margen estrecho de matas que bordea el rio en aquella parte y llego al borde, jadean te, desgrefiada y terva come una pantera malherida. Lan zo los ojos hacia rio arriba y vie la canoa flotando se renamente per la corriente abaje y en medio de ella, Car lite, de pie con su anzuelo en la mane, pescando tranqui lamente, y detras de el, Quirino con su daga alzada. . . De subito, un vertigo le cubrio les ejes de una nube de color de sangre, y antes de que ella pudiese soltar un grito, la daga habia descendide tres veces sebre las costillas de la infeliz victima, que sin soltar un grito, cayo de bruces en el fondo de la canoa, chorreande sangre a borbotones. A travSs de la obscuridad que le turbaba los ejes, Jupira vie aquella horrible escena ceme en una pesadilla, gelpeo las manos, y die un grito, antes de un estruende 259
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De alll corriS inmediatamente al seminario, donde<br />
Carlite moraba. Un criado le dijo que habia salido muy<br />
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... Idesgraciada de mi J salio la nifia exclamande la<br />
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Estuve con nosetros hasta hace pece, le dijeren,<br />
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