Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

juntos, en vez de acariciarse y besarse come antes, no
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hacian sino pelearse, arafiarse y morderse come des gates
salvajes.
Ese censtrefiir, en que el cele temible de Jupira
colecaba al pebre rapaz, todavia le instigaba el desee
de estar con su blanca y tierna Rcsalia. Puesto que su
afecto por la cabocla fuese casi todo instincto, no se­
ria porque ella ejercia sobre su espiritu una poderesa
y terrible ascendencia y Si, todavia con miedo y repug-
nancia propia, venia siempre a arrojarse a los pies de
ella. Diriase que ella tenia el poder de fascinar como
la cobra.
Ya hacia cuatro o cinco dias que Carlito no hacia
una visita a la casa de Genoveva y ne veia a Rosalia per
miedo a Jupira, que le espiaba desde su ventanita, e le
seguia la pista sutil y astutamente come la jaguatirica.
Por fin, ne pudo contenerse mas y rebelandose resuel-
tamente contra aquella opresion en que vivia, se encamino
franca e intrSpidamente hacia la casa de Rosalia.
INo faltaba nada mas,' Iba resonando per el ca­
mino. 1Ye, tener miedo de aquella caboclinha, ceme si
fuese mi madre e mi sefiera esposa.'. . .
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Inada.' I querer tomarme en su cuenta.'. . . I esta equive-
cada; ni tan bobe soy yo que me deje hilvanar ceme el